La batalla del 2016 no ha terminado, en estos últimos días, quienes no quieren el diálogo y la paz, han desatado toda su capacidad de hacer daño a la economía para generar mayores dificultades
Elías Jaua Milano
Llegó el último mes de 2016, año en el cual la República ha sufrido una de las más grandes amenazas de toda su historia. Nuestro pueblo sometido a grandes dificultades en el abastecimiento de alimentos y medicinas; intentos de agresión y aislamiento internacional; y desarrollo continuo de un golpe parlamentario para derrocar al gobierno constitucional (con la consecuente inestabilidad política y peligro de violencia fratricida), son los principales indicadores de la afrenta fascista que nos ha tocado superar.
Frente a esa agresión se plantó una inmensa vanguardia popular que organizó el sistema de distribución de alimentos casa por casa; que asumió la producción como una tarea política y que con la fuerza de sus movilizaciones masivas supo neutralizar los intentos de violencia.
Esa voluntad del pueblo para preservar la paz y la democracia participativa y protagónica fue acompañada por su gobierno revolucionario, por la mayoría de las instituciones del Estado y por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
La batalla del 2016 no ha terminado, en estos últimos días, quienes no quieren el diálogo y la paz, han desatado toda su capacidad de hacer daño a la economía para generar mayores dificultades y con ello una situación de zozobra y desaliento en la población.
Es hora de que la gente buena, la gente patriota, la gente que quiere paz, levante una muralla de dignidad que derrote este ataque desesperado de fin de año y le exija a la oposición que basta ya, que asuman el diálogo por la paz con seriedad.
Venezuela necesita una tregua para que todas las familias tengan un fin de año sosegado y poder emprender como nación, en el 2017, las políticas correctas para superar las dificultades, retomar el camino de la prosperidad y abrir el horizonte del porvenir.
Nosotros, los y las dirigentes revolucionarios y revolucionarias, debemos contribuir con esa necesaria tregua que necesita la familia venezolana en estos días. Nuestra vida política no puede consumirse en atacar y defendernos de la contrarrevolución. Hay una inmensa mayoría de nuestro pueblo que espera de nosotros un mensaje de aliento, reconocimiento y comprensión a su esfuerzo y, sobre todo, seguir mostrando el camino a las soluciones estructurales de nuestros problemas como sociedad, que para nosotros no es otro que el camino hacia nuestro socialismo.
Llegó diciembre, todos y todas esperamos pueda ser de recogimiento, de reunión cristiana y celebración modesta en nuestro hogares, de reencuentro comunitario en nuestros aguinaldos y demás tradiciones culturales y religiosas. Dios mediante, conciencia mediante, así será.
Finalmente, no quiero dejar de expresar que diciembre llegó con la buena nueva del acuerdo petrolero para avanzar hacia la recuperación del precio de nuestra principal materia prima y con el reconocimiento a los carnavales de El Callao como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por parte de la Unesco. Son buenas noticias, preludio de que nuevos tiempos están por venir. Sintamos cada día el orgullo de ser venezolanos.