A un año de haberle dado una mayoría de escaños en la Asamblea Nacional a los miembros de un sancocho de gato con morrocoy …el resultado no puede ser más devastador, con el ejercicio irresponsable del poder alcanzado
La frustración de quienes cayeron por inocentes el 6D de 2015, no puede ser mayor, cuando a estas alturas, luego de un año de vagancia, quienes les solicitaron el voto para cambiar todo, esconden su irresponsabilidad en cuñas de televisión y partes de chismes cada día en los noticieros sin darles una explicación de por qué convirtieron un recinto serio donde se debatían temas importantes para el país, en un circo donde sobran los payasos y escasean los maromeros.
A un año de haberle dado una mayoría de escaños en la Asamblea Nacional a los miembros de un sancocho de gato con morrocoy, autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) o lo que es igual a la Coordinadora Democrática (CD) del golpe de Estado de 2002 y el paro petrolero de 2002-2003, el resultado no puede ser más devastador, con el ejercicio irresponsable del poder alcanzado.
De 88 sesiones convocadas, 9 han sido suspendidas por falta de quórum. ¿De quién es la responsabilidad de garantizar el quórum teniendo la mayoría que no requiere de otros votos? En ese mismo período, como consecuencia de las payasadas de quienes conducen el parlamento, han realizado 33 actos nulos, que solo han servido para enlodar el buen nombre de la patria ante instancias internacionales, para intentar elevar el ego de cuatro habladores de gamelote desde sus curules y justificar el abultado salario y demás emolumentos que le chupan al erario nacional a cambio de nada positivo.
Un año de engaño y burla a quienes les dieron el voto con la promesa de acabar con las colas, la inflación y la escasez de alimentos y medicinas, que ellos mismos patrocinan a través de sus operadores apoltronados en las cámaras y asociaciones que dominan el mercado integral en la República Bolivariana de Venezuela.
Motivado a los disparates cometidos en el día a día, en los espacios de la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia ha declarado a ese poder en desacato. O lo que es igual, que todos los actos, 33 en total generados en ese foro son írritos, porque quien preside la actual directiva, en sus delirios se vio con la faja presidencial ceñida al pecho y se creyó el sueño que tiene desde que era delfín del Piache de Guatire. Por eso, cuando lo eligieron presidente de la Asamblea Nacional, su primera proclama fue el derrocamiento de Nicolás Maduro en los próximos seis meses para «acabar con las desgracias en este país».
Un año chupándole la sangre a los venezolanos honestos trabajadores que día a día contribuimos con nuestro esfuerzo y trabajo para que el Estado funcione y como fruto solo han dejado traición a la patria, crímenes contra el pueblo que los eligió y una gigantesca deuda moral con quienes cayeron en sus maniobras.
Un año chupándose las finanzas del país, para dar a cambio lobby en el exterior ante los centros de poder para que nuestra patria sea agredida militarmente. Un año generando desesperación en vez de bienestar estrés, e incubando odio en el pueblo a través de sus mensajes cargados de mentiras y rencor que día a día emiten a través de la mediática nacional e internacional, que encuentran en la diatriba politiquera el mejor alimento para mantener sus herramientas de desestabilización.
Un año desde que un importante sector del pueblo venezolano obnubilado por las promesas de resolverlo todo y atosigado por la grosera agresión psicológica de una canalla mediática confabulada contra el proceso bolivariano, salió a dar el voto mayoritario a un esperpento llamado MUD, que lanzó unos candidatos sin caras y que ahora resultaron ser los arlequines de una fiesta bufa, que en cada día que pasa se burlan de ese pueblo que cayó por inocente. Le llamaron a votar por ellos para «acabar con la desgracia que este gobierno había traído al país».
Ahora resulta que para quienes cayeron por inocentes, no el 28, sino el 6D, al darles el voto para alcanzar una cuota de poder, no hay mayor desgracia que la que les acompaña, luego de un año de puro circo.
Cástor Díaz
aporrea.org