También fueron acusados su esposa, Maria Leticia, y el expresidente de Odebrecht Marcelo Odebrecht
Si la denuncia es aceptada por la justicia, el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) enfrentará un nuevo juicio vinculado al caso de la petrolera estatal, que podría complicar aún más su regreso como candidato a la presidencia en 2018.
En la denuncia presentada este jueves, a la que accedió la AFP, los fiscales lo acusan de «corrupción pasiva y lavado de dinero» por aceptar sobornos de parte de la gigantesca constructora Odebrecth a cambio de apoyo político para que la empresa obtuviera contratos con Petrobras.
Los sobornos fueron disfrazados mediante la compra de un terreno -destinado a construir el Instituto Lula, creado por el exmandatario cuando dejó la presidencia- y un apartamento en Sao Paulo, afirma el documento.
Los hechos denunciados forman parte de un esquema mayor a través del cual políticos, empresarios y funcionarios de la estatal desviaban dinero para sí y para el financiamiento de partidos y campañas electorales.
Los fiscales identifican a Lula como el «comandante máximo» de ese esquema delictivo, «no sólo para enriquecimiento ilícito, sino especialmente para alcanzar la gobernabilidad basándose en prácticas corruptas y perpetuarse en el poder de forma delictiva».
Un total de nueve personas fueron denunciadas, entre ellas la esposa de Lula, Maria Leticia, y el expresidente de Odebrecht Marcelo Odebrecht.
Los sobornos provenientes de ocho contratos con Petrobras a los que hace referencia la denuncia suman más de 75 millones de reales (más de USD 22,1 millones al cambio actual).
La defensa de Lula no se manifestó inmediatamente.
El exmandatario ya enfrenta juicios por corrupción, lavado de dinero y obstrucción de la justicia.
Figura emblemática de la izquierda latinoamericana, Lula ha dicho que está dispuesto a ser candidato en 2018 y las encuestas lo muestran liderando la contienda en la primera vuelta de las elecciones, pese a las crecientes acusaciones de corrupción.
Sin embargo, ya no goza de la popularidad récord con la que salió del poder en 2010 y sus políticas son señaladas por la derecha como las responsables de la crisis económica que enfrenta Brasil.