Por primera vez en la historia republicana de nuestra patria estamos pasando hambre y miseria
Querido Niño Jesús, hoy con la humildad más grande de mi corazón, te suplico que mires lo que pasa en Venezuela y no sigas permitiendo el abuso que se comete contra todos los venezolanos y los ciudadanos de otras naciones que conviven en esta gran patria de Simón Bolívar, el auténtico y real y no el que han querido mostrar con una faceta que no representa sus ideales, sus luchas y su amor por la patria grande formada por la Gran Colombia.
Tu sabes, amado Niño Jesús, que por primera vez en la historia republicana de nuestra patria estamos pasando hambre y miseria, que nuestros niños más humildes mueren de hambre o mengua en los hospitales de nuestros país, ya que no tienen ni siquiera adhesivos para curarles las más leves heridas, que están matando a los jóvenes de nuestra patria, también pertenecientes a las zonas más humildes y muchos que podrían salvarse también fallecen en las puertas de los hospitales y no hay autoridad que entienda que la vida está garantizada en nuestra Constitución Bolivariana de Venezuela.
Que hay más de un centenar de presos políticos por delitos inventados y a pesar de que ya muchos de ellos, si hubieran cometido algún delito, estarían en libertad por beneficios procesales; otros, aunque tienen boletas de excarcelación, siguen en las mazmorras del Sebín, y se les vejan sus derechos humanos junto a sus familiares o amigos que van a visitarlos en las cárceles mugrosas y malolientes de Venezuela. Para colmo, se sabe, por denuncias de los mismos presos, que les sirven, cuando lo hacen, comidas podridas y con gusanos.
Te preguntarás, amado Niño Jesús, por qué te cuentos cosas que sé que tú conoces y de las cuales pronto nos ayudarás a salir. Te diré el motivo por el cual te he contado una minúscula parte del sufrimiento que a diario llevamos todos los venezolanos. Y te digo todos ya que son un porcentaje muy paupérrimo los que viven bien, a quienes llamamos los enchufados, narcos traficantes, lavadores de dinero, boli burgueses, corruptos y de otras formas que, por ser una carta dirigida a ti Niño Jesús, no las puedo decir, pero tú si lo puedes imaginar.
Te pido en nombre del país que ilumines a nuestros dirigentes para que de una buena vez podamos encontrar la forma democrática y constitucional y salgamos de todos los que hoy forman el actual régimen y de todos sus genuflexos y protervos alabarderos que le dan vida y fuerza a ese grupete de parásitos que han destruido a Venezuela.
Igualmente te suplico que permitan, por lo menos, que nuestros niños y jóvenes puedan volver a comer las tres veces al día, puedan recibir una educación digna llena de valores éticos y morales y que la sangre de los venezolanos no siga siendo regada en las calles de nuestra patria, que la presencia de nuestro amado Dios lleve el castigo a todo aquel culpable de todas las desgracias que nos ha tocado vivir en estos últimos 18 años de martirio, tiranía y de dolor.
Niño Jesús, llénanos de amor, de dicha y de felicidad, ayúdanos en estos aciagos días a volver la llama de la esperanza a nuestros corazones y permítenos, después de tantos sufrimientos, que por lo menos podamos reconstruir el país para que nuestros hijos, hermanos y demás familiares y amigos que se vieron en la imperiosa necesidad de abandonar su patria y sus seres queridos, puedan regresar con la seguridad que volveremos a ser la tierra de gloria que siempre fuimos. Por último elevo mi oración por la salud mental, física y espiritual de nuestro pueblo para saber perdonar, sin dejar de hacer la justicia terrenal que merecen los que han destruido a Venezuela. Que el espíritu Santo nos dé la sabiduría para no volver a cometer el error de elegir gobernantes como los que hoy desgobiernan a nuestra amada Venezuela.
Salomón Benshimol R.
sbenshimol@yahoo.com