En la columna anterior leímos en el Antiguo Testamento, algunas profecías sobre la llegada del Salvador, el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios, el Mesías. Vamos a ver su cumplimiento en versículos del Nuevo Testamento.
Isaías 9:6 e Isaías 7:14, tienen su cumplimiento en Lucas, 1:30-32: “Entonces el ángel le dijo. María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios y concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y llamarás su nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo….”.
La profecía que leemos en Éxodo 16:4, la vemos cumplida en las propias palabras de Jesucristo dichas en Juan 6:30-35: “Le dijeron entonces, ¿Qué señal, pues, haces tú para que veamos y te creamos?, ¿Qué obra haces?.
Nuestros padres comieron del maná en el desierto, como está escrito: pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: de cierto, de cierto, os digo, no os dio Moisés el pan del cielo, más mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre ese pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida, el que a mi viene, nunca tendrá hambre y el que en mi cree, no tendrá sed jamás”.
El Salmo 118-26 lo vemos cumplido en Mateo 21:8-9, “Y la multitud que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino y otros coartaban tramas de los árboles y las tendían en el camino y la gente iba adelante y la que iba detrás aclamaba: Hosanna al Hijo de David. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!. Hosanna en las alturas!.
Estas escrituras se repiten en Marcos 11:9, Lucas 19:38 y Juan 12:13.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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