El concepto de la Parranda de los Muertos, iniciada en el sector de Las Colonias de San José de Barlovento, es un acto de conmemoración de la vida, nada muere, todo se trasforma
La diversidad cultural tradicional de Barlovento es una de las más extraordinarias no solo del estado Miranda, sino a nivel nacional y universal. No por casualidad convergieron diferentes civilizaciones compartiendo violentamente en la mayoría de los casos el entretejido social para ocupar este territorio, pero en otros momentos privó la complementariedad cultural como los hilos armoniosos que siempre ha justificado la existencia humana, es decir la convivencialidad.
Quiriquires y tomusas, africanos subsaharianos e hispanoárabes fueron esos tres componentes civilizatorios primigenios con los cuales se inició nuestra barloventeñidad.
Valores éticos como el compartir por encima de las diferencias, aún mediando la hipocresía de la tolerancia, marcada por los orígenes étnicos, textura de la piel y la división social del trabajo, unos como dominantes, otros como dominados, pero que sin embargo se diluían en el espacio festivo afroindocatólico, o en los tiempos de enfermedades donde un indo o afrodescendiente, por sus conocimientos para curar la culebrilla, estaba al pie de la cama del latifundista eurodescendiente.
Entre la calamidad y la fiesta hubo convivencia. Otro elemento importante a destacar es que hay dos aspectos de nuestra dieta tradicional que nos hace sentir alegres, y no es precisamente ni el alcohol ni otro tipo de consumo nocivo para la salud. Se trata del cacao y su derivado en el chocolate y el cambur, bien sea manzano, titiaro, engorda pepa o cuyacos que, debido a sus componentes vitamínicos y enzimáticos, combaten la depresión, el desánimo, según los descubrimientos dietéticos científicos.
Una parranda irreverente
Somos creadores permanentes. Pasamos por un proceso de cultura de resistencia para conservar los elementos de las culturas aparentemente dominadas como las indoafricanas. Luego, pese a la imposición eurocéntrica, nuestros antepasados supieron no diluirse ni sincretizarse en las culturas dominadas, sino que marcharon en paralelismo. Por un lado la iglesia quiso imponer la contemplación y la resignación ante las imágenes católicas (todas blancas ellas), pero los indoafricanos le dieron vuelta y las aliñaron, como un buen sancocho, poniendo la sazón de la participación activa, afectiva y efectiva con la música, con cantos llenos de expresiones africanas de origen kongo como malembe, sambarambule, los instrumentos de percusión y la corporiedad en la expresión danzaría.
Ha sido casi medio milenio de creatividad y aún seguimos creando. Es el caso de la parranda de los muertos que desde hace un cuarto de siglo se viene realizando en San José de Barlovento y que tomó una fuerza impresionante con unas de las máximas expresiones de la parranda nacional como lo es Todos Vuelven La Parranda, dirigida por Raúl Urbina y que con el tiempo contó con la participación de músicos como Nano González, sin dejar de mencionar a Oscar Bocazas Bolívar, Jesús Merengue Piñango, Agustín Tin y Freddy Mata, Sixto Hernández, Freddy Pollito Blanco, Agustín de Pueblo Nuevo, la escuela de música que dirige Pablito, por solo mencionar a unos cuantos de una banda de más de 60 músicos. Imposible olvidar al doctor Juan Carlos Talo Mata, con su saxo tenor, quien falleció en un lamentable accidente de tránsito cumpliendo su labor de médico obstetra.
El concepto de esta parranda iniciada en el sector de Las Colonias de San José de Barlovento es un acto de conmemoración de la vida, nada muere, todo se trasforma. Hay una diferencia entre cadáver y muerto. Jhonny Rudas y Miguel Urbina, junto a Joseíto Birriel, alias El Cabezón, cuando arrancaron con esta iniciativa un diciembre fatídico y quien escribe este artículo, pudimos recordar a los que habían desaparecido físicamente ese año.
El recorrido del exorcismo para alejar las malas energías fue una creación que orienta hacia la preservación de la vida yendo a la funeraria y cargando una urna en la cual el niche Guillermo cumplía esa función, la cual era enterrar el cadáver y liberar la energía del desaparecido físicamente. Esta tradición se hace todos los 30 de diciembre y cuenta con la presencia de jóvenes y adultos del pueblo y al final, a las puertas del cementerio, al son de la parranda, cada uno de los vocalistas improvisados en forma de versos en cuarteta van recordando a sus muertos con dolor, alegría y conexión espiritual que solo es perceptible entre el soplo y el verso.
CHU CHE RÍAS
Por segunda la vez, la Parranda a los Muertos tuvo que realizarse a partir de mediodía que arrancara desde las colonias, debido al tema de la inseguridad, como se realizó el año pasado. Las organizaciones culturales siguen gritando a todo gañote que implementen un plan de prevención integral sociocultural, grito que las instituciones oficiales aún no han escuchado.
Por su valor patrimonial, la Parranda a los Muertos debe ser incorporada al currículum educativo municipal, como hecho cultural e identitario en el campo de los valores.
Espero seguir acompañando a nuestros lectores a través de La Voz de Guarenas, pero el año próximo buscaremos hacer una página con mayor participación de las comunidades… Por favor, sus denuncias, sugerencias y avances positivos envíenlos al correo jesuschuchogarcia@gmail.com.
«La Parranda de los Muertos, que desde hace un cuarto de siglo se viene realizando en San José de Barlovento, tomó una fuerza impresionante con una de las máximas expresiones de la parranda nacional, como lo es Todos Vuelven La Parranda…»
Jesús Chucho García