Ramos Allup, defraudación por delante, solo dejó un enorme caudal de errores, omisiones y suicidios políticos, que dejaron a la Asamblea Nacional totalmente inoperante
Por fin la macolla de la MUD, la adeca principalmente, dejó cancha para que los despechados y trasnochados de Primero Justicia accedan a la presidencia de la Asamblea Nacional, de acuerdo al método original que habían establecido de que el partido con mayor número de votos encabezara la presidencia, para luego rotarse al inicio de cada año.
Más sin embargo, en enero del año 2016 el zorro viejo de Ramos Allup, apoyado en una certera y fulminante campaña mediática (vía twittercracia) le dio un golpe seco a Primero Justicia, mediante el argumento chino de estar frente a un gravísimo estado de conmoción y calamidad, exigiendo para el especialísimo momento político, la conducción del protoprócer adeco en la presidencia de la Asamblea Nacional, con la jurada y rejurada promesa de que bajo su liderazgo tumbarían en brevísimo tiempo al gobierno bolivariano. Puras añoranzas.
Llegamos al 2017 y Ramos Allup, defraudación por delante, solo dejó un enorme caudal de errores, omisiones y suicidios políticos, que dejaron a la Asamblea Nacional totalmente inoperante, entre faltas de quórum (por desacuerdos políticos entre la propia oposición) y por su disparatada “maniobra” de permanecer en total estado de desacato frente a las sentencias y dictámenes del Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral.
En Primero Justicia son todos estrellitas del mismo firmamento cuarto republicano. No pueden negar su corazoncito socialcristiano, con tendencias neoconservadoras ubicadas a la extrema derecha del espectro político criollo,
coqueteando y participando activamente en cuanta guarimba y violencia fascista se ha presentado en el país desde el año 2013.
Este partido nació como una “desinteresadísima” fundación promotora de la justicia de paz, pero rápidamente le agarraron el gusto al poder, al guiso y a los cobres. Célebre es la nada “inmaculada” donación que la señora López sacó de Pdvsa para que su hijo Leopoldo pudiera fundar y montar su propio partido. Con el tiempo Primero Justicia se ha perfeccionado en las raterías, cogiéndole el gusto al tema de los millonarios “permisos de construcción” en los municipios donde gobiernan. Grandes empresas terrófagas construyen impunemente inmensos armatostes en las escasas áreas verdes disponibles dentro de las ciudades (el caso de Sucre es emblemático). En todo caso, ya están superados y olvidados los pequeños deslices (pena ajena) como los de Juan Carlos Caldera, “cogiendo” su bolsita de real en vivo y directo para todo el país. El caso de la “ayudita” para su campaña electoral, solo generó estupor en la opinión pública, pero al interior del partido Primero Justicia todo se saldó con un fugaz y laxo proceso disciplinario donde el exdiputado fue condenado a rezar un Padre Nuestro y tres Ave María.
Así es la “férrea” formación moral de los llamados justicieros. Pero también destacan por perfeccionar variados métodos para la “simulación democrática”. Se rasgan las vestiduras exigiendo democracia para los demás, pero aplican con precisión quirúrgica la “democracia hotelera”, es decir, gustan de efectuar las renovaciones internas del partido (repartición de cargos), encerrados en oscuros y herméticos salones de hoteles, garantizando así que siempre queden los mismos ungidos en los cargos de dirección. Nadie de las bases ha votado nunca por ellos.
El maquinador a la sombra de todos estos desmanes de Primero Justicia siempre ha sido Julio Borges. Sin posibilidades de alcanzar el ránking de “estrellita carismática” como Capriles o López (antes de desertar malcriadamente de Primero Justicia), a Borges siempre le tocaron las aburridas tareas de organización y “negociación” dentro de un partido lleno de puros egos. Este es el partido de la sifrinada oligárquica venezolana, la que solo se desvive por el dinero, el snob y el fashionismo, pero que nunca ha sorprendido por sus dotes ideológicas, paradigmáticas o por tener alguna propuesta positiva para el país. Ni un conjunto de hojas mal engrapadas ha presentado esta gente para la supuesta “salvación” de la patria.
Por su insípido verbo y su intrascendente carisma nada bueno puede esperar la fauna opositora con Borges en la silla presidencial de la Asamblea Nacional.
El inmaculado Borges puede estar seguro de que ante cada intento de golpe o de violación de las leyes por parte de la derecha fascista anidada en la Asamblea Nacional, habrá una respuesta contundente del valeroso pueblo chavista, que defenderá tenazmente a su gobierno y a su Constitución Bolivariana.