Este nuevo incidente ocurre apenas cuatro días después de que una rebelión en el vecino estado de Amazonas dejara 56 muertos en el Complejo Penitenciario Anisio Jobim
Al menos 33 presos fueron brutalmente asesinados la madrugada del viernes en una cárcel de Roraima, en el norte de Brasil, cuatro días después de que una sangrienta venganza dejara 56 muertos en un presidio de Manaos, en plena guerra entre bandas por el control del narcotráfico.
Como en la capital de Amazonas, las víctimas fueron decapitadas, mutiladas y desmembradas, según las fotografías obtenidas por la AFP, donde aparecen decenas de cuerpos apilados sobre un gigantesco baño de sangre.
Pese al clima de máxima tensión entre facciones que se vive en los presidios de la estratégica región norte de Brasil -importante ruta del narcotráfico fronteriza con Venezuela, Perú y Colombia-, la matanza no habría sido una respuesta a la masacre de Manaos, según las primeras informaciones.
El pasado 17 de octubre, diez presos fueron asesinados en la Pamc, la mayor cárcel de este estado fronterizo con Venezuela, algunos decapitados y otros quemados vivos. El mismo día, ocho reclusos murieron en una cárcel de Rondonia, también en el norte de Brasil.
En aquel momento, la Pamc contaba con 1.400 internos, el doble de su capacidad.
– Guerra sangrienta –
Este nuevo incidente ocurre apenas cuatro días después de que una rebelión en el vecino estado de Amazonas dejara 56 muertos en el Complejo Penitenciario Anisio Jobim, la segunda mayor masacre registrada en una prisión brasileña.
La matanza de Manaos se desató el domingo por la tarde tras un choque entre reos miembros del Primer Comando de la Capital (PCC), originario de Sao Paulo, y de la banda local Familia del Norte (FDN).
Los brutales asesinatos y su ostentación de la violencia -la mayoría de las víctimas fueron decapitadas y mutiladas- respondieron, según las investigaciones, a una venganza del FDN, aliado del Comando Vermelho (CV) de Rio, contra el PCC, la poderosa organización nacida a inicios de la década de 1990 en una cárcel paulista.
– Nuevas medidas –
Después de las críticas recibidas por sus tres días de silencio ante la tragedia de Manaos, el presidente Michel Temer reaccionó rápido esta vez, lamentando lo ocurrido a través de un comunicado.
El jueves, había anunciado la construcción de nuevas cárceles en todos los estados, así como de cinco centros de máxima seguridad, para hacer frente a una crisis que, como anunciaron los expertos, no tardaría en sumar nuevos capítulos.
A nivel nacional, la tasa de ocupación de las prisiones es del 167% y un informe del ministerio de Justicia estima que habría que aumentar las plazas en un 50% para solucionar el problema.
Más de un preso por día murió de forma violenta en las cárceles brasileñas durante 2016, según datos recogidos por la prensa local./AFP