El país necesita un cambio de gobierno; lo ideal sería que ese cambio de gobierno fuera resultado de un gran acuerdo nacional, con una agenda muy clara y muy precisa, y con una composición humana que incluya a la gente más competente del país
Eduardo Fernández
@EFernandezVE
Por encima de todos los datos objetivos que anuncian un año 2017 lleno de dificultades, el inicio de un año nuevo siempre debe ser abordado con optimismo y con ilusión.
Me dirán mis apreciados lectores que había que ser muy optimista para imaginar que el año nuevo nos pudiera traer, por ejemplo, un gobierno nuevo.
Un gobierno que surgiera del acuerdo entre gobierno y oposición. Un gobierno que fuera producto del diálogo y de la apreciación de la crisis que está viviendo Venezuela.
Hay una consigna muy vieja en la historia política venezolana que cobra una enorme vigencia en la actualidad. Me refiero a la que acompañó a la revolución liberal restauradora, encabezada por Cipriano Castro en 1898: “Nuevos hombres, nuevos procedimientos, nuevos ideales”.
El país necesita un cambio de gobierno. Lo ideal sería que ese cambio de gobierno fuera resultado de un gran acuerdo nacional, con una agenda muy clara y muy precisa, y con una composición humana que incluya a la gente más competente del país.
Un nuevo gobierno que cuente con la confianza y el respaldo de la gente que actualmente está en el gobierno y con los partidos que integran la Asamblea Nacional.
Que cuente, por supuesto, con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional y también con el respaldo de los factores de la producción: empresarios y trabajadores.
Un gobierno que cuente con el respaldo y la bendición de la Conferencia Episcopal Venezolana y de los otros credos religiosos que actúan en el país y que cuente además con el apoyo de los sectores académicos, universitarios y gremios profesionales. Que tenga también el respaldo de gobernadores y alcaldes para retomar y profundizar el camino de la descentralización, de la regionalización y de la municipalización del poder público.
Un gobierno de esa naturaleza contaría seguramente con un amplio respaldo de la opinión pública nacional y también de la opinión pública internacional.
Un nuevo gobierno de las características que he señalado tendría la fuerza indispensable para gestionar los apoyos financieros internacionales y para tomar las medidas serias y transcendentes que deben tomarse para enderezar el rumbo de la economía venezolana.
Ese gobierno de unidad nacional, resultado de un gran acuerdo entre todos los factores, debe tener un periodo determinado. Ese periodo, en mi opinión, debe extenderse por lo que falta del actual periodo constitucional. De esta manera las elecciones presidenciales previstas para el año 2018, o sea, para el año que viene, permitirían al próximo gobierno iniciarse en un ambiente propicio para desarrollar sus programas de desarrollo nacional.
Ojalá el año nuevo nos traiga una nueva manera de hacer política. Seguiremos conversando.