El plan del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para luchar contra el terrorismo impidiendo temporalmente la entrada al país de ciudadanos de siete naciones tuvo un estreno caótico el sábado.
Reuniones familiares se frustraron, refugiados de países sacudidos por la guerra fueron rechazados y agentes fronterizos detuvieron a decenas de viajeros desprevenidos en aeropuertos.
El sábado por la noche, una juez federal de Nueva York emitió una orden que bloqueó las deportaciones de personas con visas válidas que llegaron al país tras la entrada en vigor del veto impuesto por el líder republicano. Pero se mantuvo la confusión sobre quién podía cruzar la frontera y quién no.
Entre los atrapados en el limbo había iraquíes a quienes se les prometió una vida en Estados Unidos a cambio de su servicio al ejército estadounidense, viajeros mayores y débiles procedentes de Irán y Yemen y residentes desde hace muchos años en el país que habían viajado al extranjero.
AP