En el mundo de hoy predomina la posverdad por: el ambiente de polarización entre visiones extremas del espectro político y social
Para entender el mundo de hoy se cuenta con una serie de herramientas de análisis: epistemológicas, metodológicas, históricas, axiológicas.
En estas reflexiones daremos cuenta de algunas de ellas.
Desde el punto de vista epistemológico es importante destacar la noción de complejidad de Edgar Morín, que introduce, en el terreno de las ciencias, una racionalidad post-clásica que habilita e incorpora problemas ignorados o vedados por el pensamiento científico moderno, entre los cuales se encuentra cuestiones relativas al desorden, el caos, la no-linealidad, el no-equilibro, la indecibilidad, la incertidumbre, la contradicción, el azar, la temporalidad, el espacio, la emergencia, la auto-organización.
Desde el punto de vista metodológico, siempre es recomendable acudir, más que al análisis holístico que hipostasia el todo o el funcionalismo que endiosa a las partes, al análisis integrado, de totalidad, porque es mucho más profundo en tanto da cuenta del todo y las partes en una relación dialéctica, contradictoria.
Desde el punto de vista histórico, hacer uso de los tres tiempos verbales, es decir, entender de dónde se viene (causas) para saber el momento que se vive (lo sincrónico) y vislumbrar para dónde se va (perspectivas, pronósticos, proyección). En palabras de Eduardo Galeano, saber que “la historia es un profeta con la mirada puesta hacia atrás, por lo que fue y contra lo que fue, anuncia lo que será”.
Desde el punto de vista axiológico, es fundamental utilizar la teoría de las tres verdades de Mahatma Gandhi. Esto es, la verdad mía, la verdad tuya y la verdad, lo que significa tres enfoques o visiones que deben combinarse de forma recíproca y tolerante. Acompañado esto con la parresía de Michael Foucault para dar cuenta de que nada debe ocultarse en el discurso.
La verdad o la parresía se encuentran en las antípodas de la posverdad, adjetivo definido como relativo o referido a circunstancias en las que los hechos son menos influyentes en formar la opinión pública que las emociones y las creencias personales.
En el mundo de hoy predomina la posverdad, por el ambiente de polarización entre visiones extremas del espectro político y social. Ejemplos existen por doquier en el terreno internacional. El último de ello lo constituye la sociedad estadounidense, donde reina una especie de confrontación entre la luz y la oscuridad, el infierno contra el paraíso; las redes sociales permiten que verdades a medias, rumores, chismes, alcancen a millones de personas y pasen, a punta de repetición, a convertirse en firmes convicciones, a pesar de que carecen de verificación o comprobación; y la creciente debilidad de los medios tradicionales de comunicación en el ejercicio de su tarea de “formar y orientar a la opinión pública”, entre otras razones por utilizar con mucha frecuencia la posverdad.
Franklin González