En esta hora en la dirigencia de la Unidad estamos obligados a demostrar de qué barro estamos hechos, demostrar que sí tenemos la estatura política para plantarle cara a un régimen cada día más patético e inescrupuloso
El caso Copei fue el preámbulo, luego la Asamblea Nacional; la tiranía con el moño suelto intentando eliminar, aplastar o domesticar a la oposición. Y qué decir de lo que le hicieron al pueblo arrebatándole el revocatorio. Cada día decretan su particular “muerte a la democracia”; es decir que muera el pueblo, como en efecto está ocurriendo.
Ahora los disparos vienen desde el CNE; en una operación sórdida diseñan un mecanismo de renovación o relegitimación de partidos absolutamente abusivo, técnicamente inviable y descaradamente violatorio del derecho constitucional a la participación política de los ciudadanos. Solo dos días y una máquina por municipio para validar huellas para los partidos hace de este proceso una prueba remotamente franqueable.
Como bien lo ha dicho Jesús Chúo Torrealba, Secretario Ejecutivo de la MUD, este es un asunto que amerita una respuesta de todos los venezolanos. Creer que es un problema estrictamente partidista sería un craso error. Se trata, entonces, de un proyecto frío y violento de aniquilamiento del orden democrático en Venezuela. Eliminar o intervenir partidos políticos para anularlos o hacerse de una supuesta oposición, muñecos domesticados para disimular oposición pero en realidad hacerle la vida fácil al Gobierno, dándole estabilidad y tranquilidad para que sigan haciendo con Venezuela lo que les venga en gana.
Ante esta nueva arremetida de los gorilas de turno debemos enviar un mensaje muy claro al pueblo venezolano y al mundo entero. Paralizarnos de temor o suplicar misericordia al tirano sería indigno. En esta hora en la dirigencia de la Unidad estamos obligados a demostrar de qué barro estamos hechos, demostrar que sí tenemos la estatura política para plantarle cara a un régimen cada día más patético e inescrupuloso.
Yo quisiera hacer un llamado a la grandeza y al desprendimiento a mis compañeros de la MUD. Estimo que abordar este nuevo golpe del CNE desde la perspectiva partidista, haciendo cálculos o estimaciones parciales en función de cada uno de nuestros partidos sería una manifestación de enanismo político imperdonable. Creo que este desafío debemos abordarlo desde la perspectiva unitaria, entendiendo que lo realmente importante es evitar que el régimen se salga con la suya eliminando a la auténtica oposición venezolana y sirviéndose de una oposición a la medida, una especie de oposición Prêt-à-porter, que le garantice la sobrevivencia a pesar del rechazo del pueblo.
En este momento, la MUD debe actuar como una sola. Definir claramente cuál es verdadero objetivo: liberar a Venezuela de la autocracia que ha menguado la salud mental, emocional y física de los venezolanos. Ordenar una estrategia común y dejar la competencia baladí entre nosotros para otro momento. En esta hora, ante la prueba que nos ponen debemos proteger una, dos o tres tarjetas a lo sumo para garantizarle al pueblo su derecho a expresarse electoralmente; ponerse a fantasear con que cada quien por su cuenta puede superar esta nueva alcabala del CNE, además de ingenuo es irresponsable.
Yo creo que a la MUD debemos cuidarla con celo y diligencia. Es allí donde está la alternativa real a la dictadura. Pero la MUD debe actuar con grandeza, no puede ser un trapiche de dirigentes, partidos o compañeros. Ciertamente cada quien tiene sus propios acentos o formas de interpretar la realidad, pero en lo que no puede haber ambages es en el compromiso con los venezolanos de rescatar y pronto su derecho a elegir, escoger y decidir quién debe gobernar en Venezuela; es decir, rescatar el derecho a vivir en democracia.
Roberto Enríquez