El aderezo consiste en acusarlo de déspota, maltratador de mujeres y trabajadores y con un gran odio contra los inmigrantes
No hay que ser muy perspicaz para percatarse de la campaña de CNN contra Donald Trump, presidente de EE.UU. Desde antes de su elección, CNN lo presentaba como un loco fracasado, carente de los conocimientos y la experiencia necesarios para ser Presidente. El aderezo consistía en acusarlo de déspota, maltratador de mujeres y trabajadores y con un gran odio contra los inmigrantes. Adicionalmente, apoyaban a Hillary Clinton y al entonces presidente Obama, ocultando sus acciones a favor de grupos extremistas islámicos (Isis, Al Qaeda y otros) y las numerosísimas extradiciones de inmigrantes latinoamericanos por ellos ejecutadas. Todas sus noticias, reportajes, comentarios, opiniones, entrevistas, en este campo, han sido dirigidas contra el actual mandatario norteamericano.
No es solo CNN, es toda la gran prensa internacional, con lo que se crea con facilidad una matriz de opinión mundial que responde a los intereses de grupos transnacionales muy poderosos. Es más que evidente que no se trata solamente de un problema doméstico estadounidense. Los medios de comunicación del resto de los países subordinados a las transnacionales de la comunicación o dependientes informativamente de las mismas, terminan simplemente repitiendo y difundiendo el mensaje único fabricado inteligentemente desde el exterior. Desde antes de las elecciones, era común, y hoy lo es más, oír a la gente en la calle decir que Trump era un loco, un racista, sin ir más allá en el análisis ni cuestionar la información transmitida insistentemente.
Pero. ¿Qué está haciendo Trump para concitar el rechazo de grupos tan poderosos como para orquestar esta campaña de descrédito mundial? No puede ser por sus declaraciones contra la inmigración ilegal a EE.UU., ni por haber dicho que México debería pagar el “famoso” muro, que por demás existe desde hace tiempo. Ni los poderosos detrás de la campaña ni la gran prensa están cerca de ser humanitarios y de preocuparles la suerte de los inmigrantes. Además, también el sistema de justicia estadounidense ha enfrentado las decisiones del Presidente sobre los inmigrantes. Habría que preguntarse: ¿quiénes están en capacidad de influir sobre los zares de la información y sobre fiscales y tribunales estadounidenses?
Pero también habría que percatarse que fueron ciudadanos musulmanes los primeramente afectados por las decisiones migratorias de Trump, quien además ha dejado muy clara la necesidad de acabar con el terrorismo islámico, liberar al mundo musulmán del control de los yihadistas y atacar la matriz del terrorismo, radicada en la Hermandad Musulmana, como acciones imprescindibles para instaurar políticas de cooperación y no confrontación, restaurar la paz y alcanzar la prosperidad. Quienes mantienen la guerra y la conflictividad en el medio oriente y apoyan encubiertamente a Isis, quienes acumulan riquezas con las guerras, la propia Otán, son candidatos a ser los autores de las acciones contra Donald Trump.
Luis Fuenmayor Toro