La fiesta en la avenida Sapucaí se extendió este domingo hasta que salga el Sol con seis de los 12 desfiles del «grupo especial» de escuelas de samba que buscan coronarse como «campeonas del carnaval»
Centenares de ‘bahianas’ lo limpiaron simbólicamente de ‘malos espíritus’ hace exactamente una semana y, anoche, el Sambódromo se vistió de gala para los primeros desfiles del Carnaval de Rio, donde hubo desde un homenaje a la diva Ivete Sangalo hasta una defensa de los indígenas.
Aunque los grupos de carnaval callejeros, los ‘blocos’, vienen prendiendo la fiesta desde el viernes, la fiesta en la avenida Sapucaí se extendió este domingo hasta que salga el Sol con seis de los 12 desfiles del «grupo especial» de escuelas de samba que buscan coronarse como «campeonas del carnaval».
Ante más de 70.000 personas, la primera en desfilar fue Paraíso do Tuiuti, que homenajeó el movimiento tropicalista que renovó la música brasileña durante los años del régimen militar (1964-1985).
La escuela, que hacía 16 años que no estaba en la categoría reina, alabó en su espectáculo colorido a dos de sus principales exponentes, Caetano Veloso y Gilberto Gil.
En desfiles cronometrados -desde este año serán de 75 minutos, y no de 82- de más de 3.000 personas, con muchas plumas, poca ropa, y grandes carrozas decoradas suntuosamente, llegó el turno después de Grande Rio, que dedicó su desfile a la popular cantante bahiana Ivete Sangalo, presente en la celebración.
En este espectáculo maratoniano sólo apto para noctámbulos, le seguió uno de los desfiles más esperados y polémicos de la noche, el de la escuela Imperatriz Leopoldinense.
Imperatriz decidió enarbolar la causa indígena denunciando la situación del Parque Xingú, amenazado por la deforestación, los agrotóxicos y la construcción de una gran central hidroeléctrica.
Caciques de ese parque, ubicado en el corazón de la Amazonía, desfilaron también por «la pasarela de la samba» en un ‘enredo’ (tema) que generó fuertes críticas del agronegocio e incluso de miembros de la bancada ruralista en el Congreso.
Pasada la 1H00, la escuela Vila Isabel hizo un visual espectáculo sobre la influencia de los esclavos negros en la música de América y el Caribe y después Salgueiro desfiló recreando los antiguos carnavales inspirándose en la «Divina Comedia» de Dante.
El broche de oro para cerrar la noche lo dio la multipremiada Beija-Flor, que después de haber ganado el Carnaval en 2015 con un polémico homenaje a Guinea Ecuatorial presuntamente pagado por su presidente, este año presentó el romance indígena de «Iracema».
AFP