Florencio Figueroa Dávila, de 53 años, quien estaba adscrito al Servicio Autónomo de Registros y Notarías (Saren), fue hallado sin vida el domingo en el interior de su vivienda, en La Pastora. Al parecer, le sacaron las uñas de las manos para obligarlo a decir las claves de sus tarjetas bancarias
Una prima de la víctima, Delia Figueroa, descubrió el cuerpo a las 11:30 de la mañana cuando regresó de misa a su casa en El Manicomio, y su madre le informó que Florencio Figueroa Dávila no respondía. A la edad de 5 años, sufrió un cuadro de poliomielítis que redujo su movilidad. Por su edad, ya le habían afectado buena parte de las articulaciones y solo podía caminar con el apoyo de un bastón
El abogado Florencio Figueroa Dávila (53), fue hallado sin vida dentro de la habitación de su residencia, en el sector Manicomio, en La Pastora, la mañana de este domingo. Tenía el rostro ensangrentado cubierto con una sábana. Los homicidas le arrancaron las uñas de ambas manos.
Una prima de la víctima, Delia Figueroa, descubrió el cuerpo a las 11:30 de la mañana cuando regresó de misa a su vivienda en la misma zona y su madre le informó que Florencio no respondía.
El hombre que vivía solo, había quedado en encontrarse esa mañana con una amiga para ir a su otro domicilio en Guarenas, pero nunca llegó a la estación del Metro Agua Salud, donde tomarían el subterráneo y luego los autobuses que los llevarían a su destino.
Figueroa era minusválido. A la edad de 5 años, sufrió un cuadro de poliomielítis que redujo su movilidad. Por su edad, ya le habían afectado buena parte de las articulaciones y solo podía caminar con el apoyo de un bastón.
Estaba casado con la madre de su único hijo que tiene 27 años y vive en Ecuador desde el 2016. La mujer padece de esquizofrenia y durante estos días se estaba quedando donde su familia en Carapita.
Con residencia
en Guarenas…
La pareja tiene su residencia en Guarenas, donde trabajaba Figueroa, en el Servicio Autónomo de Registros y Notarías (Saren), pero los fines de semana, el abogado se quedaba en la casa que heredó de sus padres, de Rancho Grande a Canaima, en Manicomio.
Por lo general se regresaba los lunes a las 5:00 a.m. a Guarenas, directo a su empleo. Un taxista amigo le hacía las carreras cada semana. En esta ocasión cambiaría la rutina.
Pensaba marcharse el domingo, ya que una amiga de la familia, se comprometió a ayudarlo a reparar en su apartamento de casado, los destrozos causados por su esposa durante un de sus tantas crisis, producto de los padecimientos mentales.
“Él era muy puntual. Cuando la amiga vio pasar las horas, comenzó a llamarlo con preocupación pero nunca atendió, así que se comunicó con mi casa. Le dijo a mi mamá que tiene 82 años que Florencio no llegaba. Como yo estaba en misa con mi hija menor, ella mandó a la de 15 años a verificar, pero la niña se cansó de tocar, llamar y el nunca respondió”, contó Delia Figueroa.
El hallazgo…
Al regresar de la iglesia, la tía del abogado, le pidió a su hija Delia que fuera a verificar que sucedía. La prima, era la única que tenía llaves de la casa, porque reside cerca y era la persona que lo ayudaba con los mandados, además de colaborarle en algunos quehaceres del hogar que le resultaban cuesta arriba por su condición.
Cuando ingresó notó extrañada que todo estaba oscuro, excepto la cocina que nunca tenía luz. Así descubrió el enorme boquete en el techo de zinc, por donde el pasado mes de noviembre, antisociales abrieron uno más pequeño para robar una licuadora y un bolso con documentos. Solo partieron con el aparato porque el morral lo encontraron tirado en las afueras de la estructura.
La mujer enseguida entró en pánico. Subió de prisa las escaleras hasta el segundo piso y en la habitación encontró a su primo muerto. No pudo verle la cara porque tenía una sábana sobre ella, pero si observó que estaba impregnada de sangre.
Corrió pidiendo ayuda para alarmas a los vecinos y tomó la cola con un motorizado para ir en busca de la policía.
Una comisión de la PNB se presentó y certificaron que se trataba de un asesinato. A las 2:30 de la tarde, funcionarios del Cicpc se presentaron para levantar el cadáver y otras evidencias. Del inmueble se llevaron unas chequeras, la cartera de la víctima con sus documentos personas y tarjetas bancarias.