Todo tiene un límite y es peligroso pasarse de ese límite, ya que las consecuencias pueden ser de incalculable peligro para la estabilidad del país
Salomon Benshimol R
sbenshimol@yahoo.com
El pueblo venezolano ya no resiste más las atrocidades que lleva a cabo el gobierno de Nicolás Maduro y sus compinches. Montan circos baratos en todo el territorio nacional, realizan cadenas televisas casi todos los días de al menos cuatro horas de trasmisión, violentando la paz y el sosiego de nuestros compatriotas, lo que se puede catalogar como una burla a todo aquel que vive o se encuentra en nuestro territorios de visita.
Esa burla se puede clasificar como el desespero de hacerse los graciosos y sabios ante el público que ellos creen que los escucha.
Lo del circo es mucho más cruel ya que el pueblo se muere de hambre y por falta de medicamentos (en ambos casos literalmente). Como muestra, citaremos dos hechos deplorables y cínicos que sucedieron recientemente. El primero de ellos fue la “apoteósica” celebración de los carnavales en la ciudad de Caracas, en los cuales el derroche de dinero no solamente fue una burla, sino el más grande de los atropellos que le pudieron hacer a nuestro país, que muere de hambre al no poder adquirir los alimentos básicos para su dieta; y por otro lado el hecho de no conseguir asistencia médica necesaria para salvar la vida de pacientes que en estado crítico llegan a las puerta de los hospitales.
El segundo caso queda reflejado en la celebración de la Cumbre del Alba en Venezuela. A ella asistió lo más granados chulos y vividores del actual régimen y para eso también se gastaron una millonada de bolívares que debieron ser asignados para dotar de medicamentos o de insumos a los hospitales. Recordémosles a esos incapaces gobernantes que el pueblo no quiere que se sigan burlando de ellos y que ya basta de circo. El pueblo necesita alimentos, medicamentos y que el sueldo alcance para vivir o al menos regular o subsidiar los alimentos y los medicamentos, en lugar de regalarle el dinero a los chulos presidentes y jefe de gobiernos que nos visitaron con la excusa de la Cumbre del Alba. Para nosotros, cada alocución presidencial se trasforma en un programa de mala comedia con todo lo que dice y hace el inquilino de Miraflores frente las cámaras de televisión. Trata de imitar al difunto y en vez de hacer una gracia siempre le sale una morisqueta y de mal gusto, pero ninguno de los genuflexos que lo acompañan se atreve a decirle lo ridículo que se ve y el irrespeto que eso genera a la dignidad y majestad de alguien que desea presentarse como presidente de una nación; pero también lo son los miembros de su gabinete, que creen que el pueblo es pendejo y que les creen las mentiras que dicen. Ahí se devuelve la burla que ellos pretenden hacerle al pueblo y es el pueblo el que se burla de ellos
Es bueno recordarles a las actuales autoridades que todo tiene un límite y es peligroso pasarse de ese límite, ya que las consecuencias pueden ser de incalculable peligro para la estabilidad del país y acarrear hechos que no queremos que sucedan, ya que nuestra vocación democrática no lo permitiría; la responsabilidad será únicamente de este circo tan malo, de un gobierno que solo sabe hacer payasadas de mal gusto.
Maduro, el 80 % de los venezolanos quiere y desea dos cosas de usted: primero su renuncia y segundo la realización de elecciones. Recuerde siempre un dicho muy popular que dice: “El que ríe de último, ríe mejor” y no le quede la menor duda de que quien reíra de último será el pueblo de Venezuela.