Las amas de casa, los trabajadores, los niños y los ancianos son los más afectados ante la imbecilidad de un gobierno nacional que no se preocupa por sus conciudadanos
No es cuento que el pueblo padece horribles calamidades, pero no por causa de la naturaleza, porque gracias a Dios en esta tierra de gracia no ocurren fenómenos naturales de orden telúrico, volcánico.
Igualmente Venezuela no es zona de huracanes por su ubicación geográfica y cuando ocurre algún caso en el país es por inundaciones por intensas lluvias y por la indolencias de alcaldes, gobernadores y el gobierno nacional, que han descuidado la limpieza de canales, quebradas y ríos, por la desidia de un Ministerio de Ambiente cuyos altos funcionarios no cumplen con las leyes promulgadas en esa materia, porque permiten la deforestación de las cuencas de los afluentes de agua.
Aquí la desgracia que vivimos es de orden político, económico, social y ético. Las amas de casa, los trabajadores, los niños y los ancianos son los más afectados ante la imbecilidad de un gobierno nacional que no se preocupa por sus conciudadanos ni atiende los problemas más urgentes del pueblo, como es la escasez, el desabastecimiento, el bajo poder adquisitivo, la hiperinflación y la inseguridad ciudadana.
Una dirigencia política corrupta, que solo piensa en sus negocios, que no tiene interés en cambiar la política económica, porque su negocio está en los diferentes precios del dólar.
Ahora todos los alimentos, medicinas, insumos y materias primas para las industrias son importados, porque su macabro plan fue eliminar la producción nacional para actuar a sus anchas comprado todo con un dólar a 10 bolívares, para luego vender a precios del Dólar Today.
Así mismo permiten una especulación desatada en los precios de los alimentos, todos importados con dólar barato.
Igual sucede con los pocos productos nacionales, como el precio del queso blanco, los huevos y la carne de res.
En varias ciudades del país rondan o sobrepasan los 10 mil bolívares; es la guerra económica declarada contra el pueblo por el gobierno de Maduro, que ahora con los CLAP comercializan las cajas y bolsas de comidas con productos mexicanos y de los odiados gringos y los que dicen que son productos nacionales, son importados, pero empaquetados por las empresas creadas por los empresas y empresarios del gobierno.
Además, estas cajas y bolsas tienen variados precios, que ronda entre los 8.500 y los 20 mil bolívares, pero hay muchas las familias venezolana que no tienen esas cantidades de dinero disponibles. Los padres de los niños menores de un año se las ven negras, porque una lata de leche con fórmula tiene un precio de 12 mil bolívares y esto solo les alcanza para 5 días.
Saque usted la cuenta cuánto dinero tiene que disponer para comprar 5 latas al mes, porque si bien el salario mínimo nacional es 40.600 bolívares, ese salario lo devora la alta inflación y la especulación propiciada por el gobierno de Maduro, ante la corrupción y las desastrosas políticas económicas tiene a la mayoría de la población venezolana viviendo en una angustia y desesperación.
Se puede aumentar el salario hasta 5 veces al año, pero si no se controla la inflación y la especulación, de nada sirven los aumentos. Más si no se invierte ni se incentiva la producción nacional. Porque el gran negocio es la economía de puertos. Cada año dependemos más de las importaciones y cada año nuestro aparato productivo se hace más débil. Atrás quedó la promesa de la seguridad y soberanía alimentaria
Es difícil la situación del venezolano ante un gobierno y una oposición, actuando en tándem y viviendo en un mundo mágico, solo pensando en cálculos electorales e intervenciones extranjeras ficticias, un gobierno que cierra todas las vías democráticas y amenaza con un Carnet de la Patria (el que no lo posea no come más y será borrado de las misiones, son los rumores que corren y el gobierno no lo niega para seguir creando y jugando con el hambre el pueblo).
Asimismo, el pueblo venezolano continúa en las colas en panaderías, automercados. Pero eso no es problema para los gobernantes.
Esta es la verdad prístina, palmaria y diáfana, expuesta sin eufemismos ni disimulo, es la critica que llama al debate a todos aquellos que viven en un mundo mágico, en su Disneywold criollo o en Alicia en el país de las maravillas, promocionado por Venezolana de Televisión y todos los medios de comunicación públicos, donde no existe el debate ni la libertad de expresión; donde está prohibido tocar el tema de la desaparición de Alcedo Mora, porque los organismos del Estado, llámense cuerpos policiales, militares, la Defensoría del Pueblo, el Poder Judicial ni el Ministerio Público han investigado. Todas las ventanas democráticas se cierran, el gobierno propicia la violencia y el hambre porque la considera su aliada; en los análisis y sus asesores les orientan en esa dirección.
Toda disidencia o quienes critican o adversan al gobierno, que perdió su norte y su proyecto de patria, ahora son acusados de no respetar ni la Constitución ni las leyes. Los eruditos del TSJ interpretan los oráculos y voluntad de Miraflores y cumplen al pie de la letra la constante violación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el verdadero Plan de la Patria, irrespetando al artífice de la misma, Hugo Chávez.
Nada negativo contra el régimen es aceptado, canales de televisión internacionales bloqueados de las cableras nacionales, la página de Aporrea, una ventana de libertad de expresión, ha sufrido ataques cibernéticos en los últimos años, que han perjudicado su regularidad. Asimismo, a Marea Socialista sufrió el bloqueo de su nombre y legalización como partido político por el CNE y el TSJ por disposición del gobierno nacional.
El Minci y Conatel solo desean una programación light como Laura de América, Zurda Konducta, Carta de Corazones, Con el Mazo Dando, La Hojilla y Casos de Familia, porque viendo estos programas de TV nos olvidamos del desabastecimiento, la alta inflación, la escasez, la inseguridad ciudadana, la corrupción gubernamental y, nos sentiremos en el paraíso terrenal, donde todo es perfecto y maravilloso y los problemas que estamos padeciendo es sola una pesadilla inducida por el imperio.
Juan Linares Ruiz
aporrea.org