Los dirigentes comunistas de China comenzaron, hace ya cuarenta años, una transformación económica que abrazó las leyes del mercado con las que se han beneficiado quinientos millones de habitantes que han salido de la pobreza extrema
Mientras una buena parte de los países comunistas han abandonando la práctica marxista leninista, al constatar como el modelo no llevaba bienestar al pueblo, el gobierno de Hugo Chávez intenta establecer en nuestro país, ese modelo fracasado en otras tierras.
La revolución cubana, ese proceso que tanto atrae a Chávez y su camarilla, pugna por realizar tímidos cambios económicos para sacar a la isla del marasmo social al cual fue llevada por el propio régimen comunista.
Entre estos destacan que los cubanos manejen negocios propios, compren autos y viviendas, viajen al extranjero, eliminar millón y medio de burócratas que no producen; aumentar la producción con la iniciativa privada para eliminar la oprobiosa libreta de racionamiento.
No en balde los dirigentes comunistas de China comenzaron, hace ya cuarenta años, una transformación económica que abrazó las leyes del mercado con las que se han beneficiado quinientos millones de habitantes que han salido de la pobreza extrema en que vivían bajo el régimen maoísta.
La Rusia actual se ha transformado en una sociedad de consumo al mejor estilo capitalista, los ciudadanos poseen carros de tecnología avanzada, se visten y calzan siguiendo los dictámenes de la moda y los centros comerciales compiten por ofrecer bienes acordes con los niveles de prosperidad económica.
Mientras todo esto sucede a nuestro alrededor, el régimen venezolano bajo esa enfermiza devoción por Castro y el Che, intenta establecer en contra de la voluntad popular un modelo comunal que implica sometimiento al mandato del Líder Supremo, un sistema educativo que enfrenta a hijos y padres, y la eliminación de la propiedad y de los medios de producción privados. Por qué nos preguntamos? Porque están obsesionados con el poder.
Juan Antonio Muller