Diariamente somos testigos de la grave situación que sufre la humanidad y que se refleja en enfermedades, tragedias, catástrofes naturales y otra serie de consecuencias que han convertido al mundo en un lugar inhabitable.
¿Significa esto que Dios nos ha olvidado? Por supuesto que no, somos nosotros que nos hemos alejado de Él.
En la Biblia podemos leer: “¿A quien le hablaré, a quien le advertiré? ¿Quién podrá escucharme?, Tienen tapados los oídos y no pueden comprender la Palabra de Dios los ofende, detestan escucharla”, versículo 10, capítulo 6 del libro de jeremías.
Esta es una triste verdad que enfrentamos todos los días, quienes trabajamos en la obra de Dios, llevando el mensaje de salvación de Jesucristo.
Lamentablemente la decisión de buscar a Dios es personal y el ser humano tiene la libertad de decidir si se va al cielo o al infierno.
Jesucristo nos dice en el versículo 38, capítulo 8 del evangelio de Marcos: “porque el que se avergonzara de mi y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”.
El ser humano debe entender que sin Dios nada puede hacer, Él es nuestro creador y nuestro Salvador y si no lo buscamos nuestra vida terrenal será vacía y lo más grave es que no recibiremos el regalo de la salvación y de la vida eterna en el cielo a su lado.
“A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré delante de mi Padre que está en los cielos”, versículo 33, capítulo 10 del evangelio de Mateo.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios. Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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