El próximo líder tomará las riendas de la segunda fuerza parlamentaria del país, deseosa de volver a gobernar pero también amenazada a su izquierda por Podemos, encabezado por un Pablo Iglesias reforzado tras el último congreso de la formación
La carrera por la dirección del socialismo español quedó lanzada este domingo con el anuncio de la tercera candidatura, la de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, que lo hizo en Madrid, arropada por miles de militantes.
Los otros dos candidatos, el exsecretario general Pedro Sánchez y el expresidente del País Vasco Patxi López, celebraron también sendos mítines, dentro de una campaña que, según el primero, va a ser un duelo entre la dirigencia del PSOE y la militancia.
Será ésta la que elegirá a su próximo líder en unas elecciones primarias previstas para la segunda mitad de mayo, a las que están convocados más de 180.000 militantes.
«Me presento porque quiero que haya ilusión de ganar y quiero que volvamos a las victorias que nos dieron Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero», dijo Díaz, refiriéndose a los dos presidentes de Gobierno socialistas que ha tenido España y que este domingo la acompañaron junto a otras 6.000 personas.
«Ésta es la candidatura de la militancia. ¿Y qué quiere la militancia? La militancia quiere un partido de izquierdas, creíble, autónomo», replicó desde Valencia Pedro Sánchez, que en 2014 fue el primer secretario general del PSOE en ser elegido directamente por los afiliados.
«Dejemos atrás las peleas de barrio», terció López en un acto con militantes en Torrelavega (Cantabria, norte).
«Basta ya de enfrentarnos a unos socialistas contra otros, por eso hoy emplazo a Pedro y a Susana a debatir entre los tres», abiertamente, añadió el exdirigente vasco, de 57 años, criticando la visible polarización de la campaña en torno a sus dos contrincantes.
El partido, dividido
El próximo líder tomará las riendas de la segunda fuerza parlamentaria del país, deseosa de volver a gobernar pero también amenazada a su izquierda por Podemos, encabezado por un Pablo Iglesias reforzado tras el último congreso de la formación.
El PSOE está además dividido desde que el año pasado se enfrentara al dilema de si debía facilitar la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.
Sánchez (de 45 años) se opuso firmemente a la idea de permitir esa investidura, una posición que, unida a varios descalabros electorales, le costó su caída el pasado 1 de octubre, tras una fulgurante rebelión interna apoyada entre otros por Susana Díaz.
Seis meses después, y llegados a este «momento trascendental» para el partido, como dijo Patxi López, Díaz optó este domingo por presumir del apoyo orgánico con el que cuenta.
Para ello, la dirigente sevillana, de 42 años, hizo venir a su mitin a González y Zapatero, a varios exministros, alcaldes, y a cuatro de los siete presidentes autonómicos que tiene el PSOE.
Defendió también su ilusión de convertirse en la primera mujer en dirigir el partido, aunque matizó: «quiero que se me vote no porque sea mujer, quiero que se me vote porque sois cómplices de la lucha por la igualdad».
Pedro Sánchez insistió en el peligro de apoyar al Partido Popular, de Rajoy, que al estar en minoría necesita pactar con los demás grupos parlamentarios cualquier ley que quiera sacar adelante.
En ese sentido, puso de ejemplo el reciente «desplome» electoral de los laboristas en Holanda, tras formar parte de la coalición de Gobierno junto con los conservadores.
Y advirtió de que la idea de gran coalición entre socialdemócratas y centro-derecha no es más que «la gran trampa de la derecha a la socialdemocracia».
En su mítin de este domingo en un polideportivo abarrotado por más de 2.000 personas, Sánchez reiteró así la línea política que le costó el cargo y proclamó que si gana, «no va a haber votos socialistas para políticas de derechas nunca más en este país».
Para finales de mayo, el Gobierno de Rajoy podría tener ya aprobados, o al menos bien encaminados, los presupuestos de 2017.
Sin embargo, de cara al futuro, fuentes allegadas al ejecutivo reconocen que les preocupa el eventual bloqueo que pudiera darse en la cámara, con una oposición socialista endurecida por la victoria de Sánchez en las primarias.
El mismo Rajoy ha dejado claro que no le gustaría verse en la tesitura de ir a nuevas elecciones. «Ya hicimos bastantes tonterías durante 2016 para volver ahora a meter al país en una contienda electoral», dijo en una entrevista con el diario
El País publicada este domingo.
AFP