El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, acusó el martes a políticos estadounidenses de presionar a las empresas europeas de tarjetas de crédito para que bloqueen más de 50 millones de dólares en donaciones al sitio en internet que publicó miles de cables diplomáticos secretos de Estados Unidos.
Assange, que habló a periodistas desde la embajada de Ecuador en Londres donde se refugia desde junio para evitar la extradición a Suecia, dijo que la acción de las empresas de tarjetas de crédito había obligado a WikiLeaks a reducir el volumen de los documentos que publica en internet.
El fundador de la famosa página lamentó una decisión preliminar de la Comisión Europea del martes, en la que estableció que el bloqueo en el procesamiento de donaciones para WikiLeaks realizado por Visa Europe, MasterCard Europe y American Express Co no habría violado las normas antimonopolio de la Unión Europea (UE).
Assange señaló que MasterCard había reconocido ante la Comisión Europea haber hablado con personal de Joseph Lieberman, un senador independiente que preside el Comité de Seguridad Doméstica del Senado de Estados Unidos, y el representante republicano Peter King, que lidera el comité homónimo de la Cámara de Representantes estadounidense.
Esa era evidencia, dijo Assange, de que «políticos estadounidenses de extrema derecha estaban directamente detrás del bloqueo bancario extrajudicial contra WikiLeaks». Y agregó que la acción había bloqueado el 95 por ciento de las donaciones europeas a su portal y le habían costado al menos 50 millones de dólares.
Lieberman y King no estaban inmediatamente disponibles para realizar comentarios.
Estadía «difícil»
Assange permanece en la embajada ecuatoriana en el centro de Londres desde junio para evitar ser extraditado a Suecia, donde se lo acusa de violación y agresión sexual. Las autoridades británicas afirman que el australiano será arrestado si pone un pie fuera del complejo diplomático.
En la sala de conferencia de la sede diplomática, el fundador de WikiLeaks dijo que su estadía allí había sido «difícil en muchos aspectos» pero que había podido continuar su trabajo.
Assange, de 41 años, no mostraba signos de los problemas de salud que los funcionarios ecuatorianos señalan que padece. Se negó a comentar sobre su salud o sobre cuánto tiempo espera permanecer en la embajada, señalando que esos temas excedían el asunto en cuestión.
Agencias