Hace temporada en el Centro Cultural BOD la pieza teatral de Elio Palencia sobre unos trágicos amores lésbicos
A una pareja de amantes lesbianas, una colombiana y otra venezolana, le toca sufrir el trágico desenlace de su romántica relación después de 15 años de vida en común, porque en una sórdida noche caraqueña hieren mortalmente de un disparo a la criolla y su amiga no puede cobrar el seguro de vida ni la pensión y, por si fuera poco, tampoco es dueña del apartamento que han estado pagando.
En Colombia, los miembros de la comunidad Lgtbi pueden adoptar menores, sean o no hijos biológicos de uno de los miembros de la pareja; y también están legalizadas las uniones de hecho y tienen derecho de afiliación al sistema de salud. Además, está autorizada la pensión para los miembros de las parejas y están garantizados los derechos patrimoniales. El matrimonio no está legalizado y por ahora depende de las negociaciones de fracciones del Congreso de la República, ya que también la clase política colombiana es variopinta en lo que a conductas sexuales se refiere. Mientras, aquí en Venezuela no existe ley que reconozca las uniones para las parejas homosexuales, aunque el Tribunal Supremo de Justicia, tan de moda ahora por sus interpretaciones políticas de la CRB99, ha tenido una serie de sentencias sobre la comunidad gay venezolana verdaderamente revolucionarias.
Informamos sobre los actuales estatutos legales de las comunidades Lgtbi en Colombia y en Venezuela, porque se presenta en el Centro Cultural BOD el espectáculo teatral Donde caerme viva, producido por la agrupación Teatrela, cuya temática y argumentación son del ámbito Lgtbi.
Colombiana y venezolana
En un teatral contexto venezolano, donde obviamente no hay respeto a los derechos humanos, porque coexisten homofobia y crímenes de odio, irrumpe el montaje Donde caerme viva, con el cual el autor Elio Palencia y el director Costa Palamides revelan la sobrecogedora historia de la criolla Maigualida (DaifraBlanco-Marisol Matheus) y la colombiana Raquel (Juliana Cuervos), quienes, durante una feliz noche, cuando festejaban sus 15 años de amores y convivencias, se ven tronchadas para siempre sus vidas en común, por los tiros de unos malandros en la madrugada caraqueña y la mefistofélica irrupción de la sobrina Yariza Josefina (Norma Monasterios) quien, cual bruja maléfica procedente de Tinaquillo, aparece para llevárselo todo y dejar en la calle a la sobreviviente, precisamente a la cachaca Raquel.
En dicho montaje, estrenado el año pasado y ahora en segunda temporada, la colombiana se queda sin su pareja, una venezolana, porque se la mataron; entonces debe seguir viviendo hasta que un Dios o la naturaleza le quite el peso de tal vida y la lance a otra dimensión. Mientras tanto, debe buscar donde caerse viva y proseguir avanzando y buscando como cambiar o mejorar. No es fácil.
Este el colofón que se nos ocurre después de haber visto y reflexionado sobre la humanísima y actualísima obra teatral Donde caerme viva, precisamente en Venezuela, donde todavía la homofobia es rechazo, aversión, odio, prejuicio o discriminación hacia hombres o mujeres homosexuales, lo cual además involucra a bisexuales, transexuales y travestis.
Crímenes de odio
Donde caerme viva es la pieza donde Palencia rompe fuegos contra una sociedad que discrimina y suscita crímenes de odio. No es frecuente que los dramaturgos criollos aborden la temática de las lesbianas y logren además que sus textos lleguen a escena. Fue en 1970 cuando Caracas se escandalizó ante la pieza La buhardilla, de Gilberto Pinto, donde dos cachaperas son sometidas y finalmente muertas por unos tramposos caballeros. Bertha Moncayo, Martha Mijares, Giampero Micucci, Martín Lantigua y Blanquita Pereira fueron los solventes intérpretes de ese texto inolvidable, que se mostró en el Teatro Triángulo, frente a la plaza Tiuna. Desde entonces, salvo dos o tres obras más, esos valientes personajes de venezolanas no se lucen ante la audiencia, están invisibilizadas, porque hay una curiosa misoginia –endohomofobia- de los mismos gays con capacidad de mostrarlas en el teatro. Como la agrupación artística Teatrela cumple 31 positivos años teatrales, ahora hacen la segunda temporada de Donde caerme viva, espléndido y oportuno espectáculo con talentos de la talla de Nirma Prieto, María Alejandra Tellis y Ruth Cabeza. El plantel de creadores deDonde caerme viva continúa con un envolvente dispositivo escenográfico creado por Oscar Salomón para un cuadrado espacio central; el diseño de luces es de Darío Perdomo; la música original de Pantelis Palamides y la producción general de Juan Carlos Azuaje, actor, fundador, director y productor general de la agrupación cumpleañera. Donde caerme viva se exhibirá de viernes a domingo a las 7:00 pm a partir del 21 de abril y hasta el 14 de mayo en la Sala Experimental del BOD, incluyendo dos funciones dentro del marco del Festival de Teatro de Caracas: el 25 y el 26 de abril cuando volverá a la Sala Horacio Peterson, donde fue estrenada el año pasado.
E.A. Moreno-Uribe
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