Belkys Rossell Daal, diseñadora de los ropajes de la película “Vimazoluleka”, reflexiona sobre su arte
Larga y compleja ha sido la historia de la producción, su complejo rodaje y la accidentada posproducción de Vimazoluleka, la ópera prima cinematográfica de Levy Rossell Daal, cuyo estreno se planifica para dentro de un mes en varias salas venezolanas. Y, por si fuera poco, El reconocido artista inicia otro proyecto fílmico donde también participará su hermana Belkys Rossell Daal, la diseñadora.
Y a la espera de este lanzamiento, como es natural, está Belkys, quien además es psicopedagoga y cuentacuentos; ella se inició́ en el área del diseño creando los atuendos vesturales para diferentes obras teatrales y producciones audiovisuales de su hermano; y además, ha sido directora de Recreación Educativa y Eduquemos Jugando, programas sociales de varias alcaldías de la Gran Caracas, pero su inquietud por el diseño y el trabajo artesanal con títeres la llevaron a nuevas horizontes en la estética y el arte.
En el año 1994, su creatividad traspasó las fronteras y sus creaciones, especialmente en el complejo mundo del diseño de vestuarios, llegaron a Estados Unidos, República Dominicana, México, Bolivia y España.
Sobrio al vestir
–¿Cómo han sido sus procesos de creación?
–El mar Caribe, escenario lleno de luz, color y magia, ha sido mi constante inspiración. La riqueza de colores y la innovación de los diseños siempre están presentes cuando realizo los bocetos. Creo que el vestir siempre debe ser sobrio y elegante, aunque imaginativo como somos los venezolanos. El artista debe ser versátil, estructurado y hasta puede ser romántico.
Insiste en que las propuestas que se presenten “deben contener el estilo de vida que uno haya logrado a través de los años vividos. Amo y respeto las artes escénicas, amo la música, y todo el movimiento ecológico que se ve en el mundo”.
Puntualiza que ha sido fundadora y directora creativa de empresas de diseño y confección. “El vestir es inherente a la cultura y se deriva de ella. Es un error creer que el vestuario o la moda de los mismos es un asunto frívolo. Es todo lo contrario: el vestuario es básico en la condición humana social”, apunta. “En el pasado, como asistente de vestuario, estuve en la gira a México de Arte de Venezuela, la agrupación de mi hermano Levy para el Festival Cervantino de la Ciudad de Guanajuato y luego en la presentación que se hizo en el Auditorio Nacional de Ciudad de México frente a 13 mil espectadores, me quedó el gustico, todo aquello en los años 70 y 80 del siglo pasado. Años después hice el vestuario de esta misma obra teatral, Vimazoluleka, para Cine Super 8. Realicé el vestuario para producciones musicales de FUNDAC en el Estado Carabobo, bajo los auspicios de la Fundación Neuman, ya desaparecida. También hice el vestuario para la obra teatral Fedora, en homenaje a esa importante figura nacional del canto lírico, producida por Horacio Peterson. Lo último en lo que he participado fue en la asesoría de vestuario y maquillaje de la superproducción musical Vimazoluleka para cine de mi hermano con la dirección musical de Alexis, mi otro hermano artista”.
–¿Sin vestuario no hay espectáculo?
–Sí y no, porque los actores pueden salir desnudos a la escena teatral y también en el cine o en la televisión, pero todo eso tiene una audiencia reducida por aquello de los códigos de conductas sociales. Lo menos conflictivo es un vestuario y eso hay que diseñarlo y materializarlo. Aquí en Venezuela se ha mostrado teatro sin ropajes, como lo hizo el gran Esteban Trapiello hace años en el Ateneo de Caracas. Fue un escándalo, pero tuvo taquilla, pero nadie más lo siguió haciendo. Últimamente estoy creando accesorios, hechos a mano -piezas únicas- como una consecuencia de mis aportes anteriores al mundo del espectáculo.
7 millones
Desde 1966 está Vimazoluleka en los escenarios venezolanos y ahora se alista para la pantalla cinematográfica. No hay que olvidar que es la primera obra teatral que montó Levy Rossell en el Ateneo de Caracas. También tuvo otro escenario internacional como el “Off-Broadway de Nueva York”, donde hizo taquilla durante cinco meses. Pero más allá del impacto causado en el pasado sobre las tablas, hoy la pantalla a nivel nacional se viste de fiesta por el traslado de esta importante obra al mundo del cine, un musical que cuenta con más de 700 personas, entre productores, personal ejecutivo, músicos y una importante presencia de reconocidos artistas de renombre, sumados a una nueva generación de talentos, oriundos de diversas regiones del país. Fue realizada con un presupuesto de siete millones de bolívares, cuyos accionistas son los mismos actores y actrices que hoy forman parte de dicha historia. Esta estrategia comercial ha sido tal vez, uno de los puntos resaltantes de este proyecto, que ha dejado como ejemplo, una nueva y creativa forma de mercadear y hacer cine en nuestro país.
EL ESPECTADOR / EDAGAR MORENO URIBE / @EAMORENOURIBE