Una gloriosa historia de marchas multitudinarias por todo el país, que ha durado más de 40 días a pesar de la cruenta represión, es señal de que el bravo pueblo despertó y decidió dejar el miedo en sus casas
María Gabriela Mata Carnevali
matacarnevali@gmail.com*
Venezuela y Sudáfrica viven momentos difíciles. Sus ciudadanos están escribiendo en las calles nuevas páginas en defensa de la democracia.
En Venezuela se rompió definitivamente el hilo constitucional en marzo de este año, cuando el TSJ le arrebató el poder a la Asamblea Nacional con los decretos 155 y 156. Aunque posteriormente se retractó, al suprimir algunos de los párrafos más controversiales de la sentencia, la verdad es que la jugada cierra un ciclo en el que se han ido desdibujando los últimos vestigios de la democracia en el país, dando pie a que muchos se refieran al mal gobierno de Maduro no solo como un narco-régimen autoritario, sino, simple y llanamente, como una dictadura.
Una gloriosa historia de marchas multitudinarias por todo el país, que ha durado más de 40 días a pesar de la cruenta represión, es señal de que el bravo pueblo despertó y decidió dejar el miedo en sus casas. La mirada del mundo está ahora sobre nosotros y esperamos que hagan más que mirar, porque las negociaciones a las que en algún momento habrá que llegar se beneficiarían de mediadores fiables. La salida de Venezuela de la OEA no facilita las cosas.
Casi en paralelo, aunque a menor escala, Sudáfrica se suda la democracia en las calles. Desde abril, los ciudadanos han marchado en varias oportunidades para exigir la renuncia del presidente Jacob Zuma, a raíz de la destitución del Ministro de Finanzas, considerado como un baluarte contra el ANC, partido de gobierno que simboliza la cultura patrimonial que tanto ha potenciado la corrupción en este país africano.
La diferencia con Venezuela es que el descontento allá ha sido canalizado institucionalmente a través del Poder Judicial, donde los partidos de oposición apuestan por la votación secreta de una moción de censura, de no confianza la llaman, que podría terminar con los días de Zuma en el poder. La votación secreta es considerada clave para que no pase como con otras acusaciones a las que ha “sobrevivido”, políticamente hablando. «Una persona no puede retener al resto del país como rehén», dijo, Mmusi Maimane, líder del principal partido de oposición, la Alianza Democrática.
El problema es que, en efecto, lo hacen. Cuando los líderes populistas toman por asalto las instituciones para «devolver el poder al pueblo», en la práctica lo concentran en sus manos.
Las tensiones entre el populismo y la democracia se están haciendo sentir alrededor del mundo.
Los ciudadanos de todo el planeta están mostrando la desilusión creciente con sus gobiernos y los temores en materia de seguridad, favoreciendo con su simpatía a los líderes populistas carismáticos fuertes (de la derecha o de la izquierda) a quienes ven como salvadores potenciales (afortunadamente, en Francia triunfó el sentido común).
Tanto Venezuela como Sudáfrica son una advertencia: el populismo asesina la democracia al plantearla no como un proceso negociado destinado a incluir y servir a todos, sino como un juego de suma cero entre la llamada «voluntad popular» y cualquiera que se atreva a oponerse a ella, incluidos los tecnócratas.
El populismo no es la solución que promete ser. La solución de los problemas de la democracia es más democracia, nunca menos.
Nota internacional
Ciberataque
Franklin González
La posverdad está en pleno desarrollo. Estados Unidos sospecha que piratas informáticos de Pyongyang están detrás del ciberataque mundial lanzado el pasado viernes 14/5/2017 y que ha afectado a cerca de 300.000 ordenadores.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, aseguró que su país no tiene nada que ver con el ciberataque global que ya ha afectado más de 300.000 ordenadores en 150 países, y acusó a los Servicios Secretos de Estados Unidos de ser la fuente primaria del virus.
Manifestó que la dirección de Microsoft ha señalado a los Servicios Secretos de EE.UU. como la fuente primaria del virus. “Rusia no tiene nada que ver con lo que está sucediendo”.
El presidente de Microsoft, Brad Smith, advirtió que el acopio de vulnerabilidades informáticas por parte de los gobiernos, se ha convertido en un patrón emergente que causa daños generalizados cuando la información se filtra mundialmente.
La agencia de policías europea (Europol) estimó que era «muy pronto» para especular sobre los autores del ciberataque mundial tras el hallazgo de un vínculo probable con Corea del Norte.
¿Dónde está la verdad?