La pera destaca su contenido en azucares, y al mismo tiempo es muy pobre en contenido de proteínas y en grasas. El azúcar más importante en la pera es la fructosa, lo que la hace ser muy tolerante para los enfermos de diabetes. La pera es también una buena fuente de fibra vegetal, la fibra soluble es más eficaz contra el colesterol, la fibra insoluble presenta un mayor efecto laxante.
La pera tiene un efecto diurético, remineralizante, suavemente astringente y refrescante. Su consumo se recomienda a en los siguientes casos.
Hipertensión arterial: Es conocido el efecto hipotensor de la pera, atribuible a su acción estimulante de la diuresis. Hoy se sabe que la pera no contiene sodio, este mineral tiene la propiedad de retener agua en el organismo, aumentando el volumen y por lo tanto aumenta la presión en la sangre.
Insuficiencia renal: La pera activa las funciones de los riñones.
Exceso de ácido úrico: La pera favorece la eliminación del ácido úrico y otras sustancias nitrogenadas con la orina. También ejerce un efecto alcalinizante en la sangre.
Obesidad: La pera es buena en la dieta, por su suave acción diurética y su efecto depurativo.
Afecciones digestivas: La pera es de fácil y rápida digestión, cuando el fruto esta tierno y bien maduro. Ejerce una suave acción astringente, y combate la putrefacción y las flatulencias intestinales propias de la colitis (inflamación del intestino grueso.