En el marco de la entrada en vigencia de la Ley Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional, así como la Ley de Estatuto de la Función Policial, fue creada la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES).
Esta institución logró unificar el pensum de estudio de los aspirantes en la Carrera Policial. Producto de esta unificación, hoy día en diferentes niveles; formación, capacitación o reentrenamientos, se instruyen a los funcionarios en relación a la Casuística Policial como método de razonamiento policial.
Especialmente útil para el análisis detallado de los casos o procedimientos donde resultó lesionado o fallecido algún oficial. Importante sería dar continuidad a esta práctica durante toda la carrera policial a los fines de reducir los riesgos que hoy corren los oficiales durante el ejercicio de sus funciones o en actuaciones fuera del servicio.
Estos análisis no deben quedarse en las aulas de clases, por lo contrario, deberían implementarse mecanismos que los lleven al quehacer diario de los funcionarios, en virtud que ello permitirá evaluar detalladamente las fallas que dieron origen a los resultados fatales. Es necesario para ello tomar en consideración la rutina como factor predominante en la situación o evento que culminó con un desenlace no deseado.
Necesario también que los funcionarios que ostentan rangos o cargos dentro de las instituciones policiales sean los garantes de que durante la formación de lista y parte, además de las reuniones con el personal bajo su mando, se realicen ejercicios con casuística policial a los fines de determinar en aquellos casos previamente seleccionados el cómo y por qué ocurrieron los hechos (establecer fallas u omisiones), y el cómo se debió actuar para evitarlo (para haber obtenido el resultado positivo).
En conclusión, debemos extender la casuística a la ciudadanía. A través de la Oficina de Atención al Ciudadano, conjuntamente con el apoyo del Servicio de Policía Comunal, se puede establecer un binomio perfecto que sirva de facilitador para impartir charlas y conversatorios a las personas víctimas de delitos.
Tomando en consideración sus propias experiencias, en las que se les instruya a cómo identificar situaciones de riesgos innecesarias, a los efectos de preparar al personal y a las comunidades para generar seguridad en su entorno desde la perspectiva personal.