El sector radical de la oposición siempre ha sido racista y el primer acto de racismo cuando asumieron la mayoría de la Asamblea Nacional fue sacar el cuadro de Bolívar del hemiciclo
La plaza Altamira se a convertido, para un sector de la oposición, en espacio fascista-racista, donde se está aplicando una especie de ‘apartheid’. Antes de que Mandela llegara a ser presidente de Sudáfrica, que una minoría blanca dominaba por la via del terror a la mayoría africana de ese país. En esos tiempos, para pasar de un lugar a otro, te pedían cédula, origen étnico, entre otras cosas, y así fue que asesinaron a muchos ciudadanos sudafricanos que nada tenían ver con el partido Nacional Africano (ANC), al que pertenecían Mandela, Walter Sisulo, Thomas Mbeki, entre otros. Uno de los casos más sonados en esa época fue el líder Stevie Biko, a quien detuvieron en un centro de control racista, lo apresaron y lo torturaron hasta su muerte. Recuerdo que casi inmediatamente después del golpe de Estado contra el presidente Chávez y el paro petrolero, cuando los militares tomaron la plaza Altamira, la misma fue convertida en una especie de lugar para practicar el apartheid. Si la memoria no me falla en esos tiempos pasaba una indígena y la golpearon por ser india-chavista. Posteriormente, a mi amigo César Quintero, quien tuvo que pasar por esa plaza a pie para llevar al profesor japonés Jun Isibashi para su hotel, un grupo de terroristas-racistas lo agarró, pues el amigo además de ser afro llevaba una franela roja, fue golpeado y luego recogido irónicamente por la policía de Chacao, después de recibir una ruma e palo. Ahora, ha sucedido el caso del joven afrodescendiente Orlando José Figuera, quien vive en Petare y pasaba por la plaza Altamira y fue abordado por un grupo fascista-racista acusándolo de chavista e inmediatamente procedieron a apuñalarlo y a prenderle fuego, con la acusación de que se estaba robando una moto. El joven, por suerte, pudo correr herido y encendido en llamas, como aparece en algunos de los videos que, además, ese grupo racista filmó para gozar del dolor racial. Se pudo saber que el joven está sanado de las quemaduras y de las puñaladas recibidas. El sector radical de la oposición siempre ha sido racista y el primer acto de racismo cuando asumieron la mayoría de la Asamblea Nacional fue sacar el cuadro de Bolívar del hemiciclo, pues Bolívar no era zambo casi “negro” que Chávez había mandado a colocar en el recinto legislativo. Luego, cuando observamos quiénes encabezaban las marchas, son de tez blanca, y los que usan las máscaras costosas importadas de Israel, Colombia o Estados Unidos son también de tez blanca. Unos que otros que se ponen de carne de cañon son más oscuros que los dirigentes detrás de las bambalinas. La lucha en Venezuela siempre, desde la colonia, ha tenido su sesgo racial, pero hoy tomó unas características de odio racial, y contra los crímenes raciales, la Fiscalía debería pronunciarse y condenar este tipo de hecho, que hoy recorren las páginas del mundo entero.
El efecto Joao
¿Ustedes recuerdan la tarde del 6 de diciembre del 2002, cuando un señor llamado Joao comenzó a disparar y mató a Keyla Guerra (17 años), Josefina Inciarte y Jaime Rodríguez, con más de 17 heridas? Al parecer, las investigaciones de ese momento reflejaron que Joao lo hizo por están bajo sustancias que le alteraron los nervios, los sentidos y tomó fuerza para transformarse en un asesino. Me cuentan que estos jóvenes y personas mayores que están participando en las acciones violentas lo hacen bajo sustancias que les hacen perder el miedo, incluso señoras de 70 años con una fuerza increíble, lanzando piedras de más de diez kilos contra aquellos que sospechan que son progobierno. Eso también debe someterse a investigación, pues es una especie de droga utilizada en otros países para generar terrorismo.
Exclusión afrodescendiente
El tema de la exclusión afrodescendiente en el inicio del nuevo proceso hacia la Asamblea Constituyente ha movido el llamado ancestral de algunos miembros de la comisión. A vuelo de pájaro, en sus últimos discursos han hecho su saludito a la bandera sobre el tema afro, tratando de justificar lo técnicamente injustificable, por no calificar el hecho como una exclusión frontal, con lo cual hicieron caso omiso (por ignorancia o desconocimiento) a algunos acuerdos internacionales firmados por nuestro país en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, sobre todo la Declaración del Plan Contra el Racismo (2001), que es el resultado de la Convención Internacional Contra la Discriminación Racial y la Discriminación Racial y así como el Decenio de los Pueblos Afrodescendientes de la ONU (2015-2024). La declaración de Durbanm con respecto a la participación política de los afrodescendiente, es clarísima en su artículo 32. “Reconocemos el valor y la diversidad del patrimonio cultural de los africanos y los afrodescendientes y afirmamos la importancia y necesidad de asegurar su completa integración en la vida social, económica y política, con miras a facilitar su plena participación en todos los niveles del proceso de adopción de decisiones”. Y en el Decenio de los Pueblos Afrodescendientes, en el área de reconocimiento, se expresa la necesidad de “eliminar todos los obstáculos que impiden que los afrodescendientes disfruten en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos, económicos, sociales, culturales, civiles y políticos, incluido el derecho al desarrollo”. Y para que lo sepan, estos acuerdos internacionales firmados por nuestro país, según los artículos 22 y 23 de la Constitución, son obligaciones jurídicas nacionales. Por eso Chávez algunas veces se arrechaba y decía que no le fueran con tanto tecnicismo y le garantizaran la participación real de la gente en la toma de decisiones, pero lamentablemente el tecnicismo excluyó a los y las afrodescendientes como sujetos históricos constitutivos de nuestra venezolanidad. Pero seguiremos cimarroneando. Es nuestro destino histórico frente a las incomprensiones y de aquellos que ignoran su propia ignorancia.
LA VOZ DE AFROAMÉRICA