El poder popular ha sido horadado por la corrupción, el burocratismo, el reformismo, el conservadurismo que ha cobrado fuerza en el seno del proceso revolución
Elías Jaua Milano
Todavía hay, entre propios y extraños, quienes se preguntan para qué ir a una Constituyente?
La repuesta estratégica es, para que el pueblo recupere plenamente el poder. Tras la victoria de nuestro comandante Chávez el 6 de diciembre de 1998, nosotros, como pueblo, comenzamos a recuperar el poder nacional que las élites dominantes nos habían arrebatado y lo ejercían al servicio de centros de poder extranjeros. El espacio privilegiado de ese proceso fue la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 y su resultado la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
A partir de allí comenzamos a recuperar nuestros derechos económicos y sociales, las empresas nacionales, las tierras de los campesinos e indígenas, el ingreso nacional petrolero, nuestra independencia en las relaciones internacionales y a ejercer la democracia participativa y protagónica mediante la interpelación a nuestros gobernantes, la realización de referendos, el gobierno directo en barrios, pueblos y campos, a través de las comunas y consejos comunales y otras organizaciones de base del poder popular y especialmente nuestros jóvenes pudieron desarrollar plenamente su personalidad en una sociedad donde la represión cultural y del Estado comenzó a ceder ante el empuje libertario de un pueblo, que ahora sí podía hacer, decir, crear, demandar, gobernar.
Hoy tenemos que reconocer que ese acumulado de poder popular ha sido horadado por la corrupción, el burocratismo, el reformismo, el conservadurismo que ha cobrado fuerza en el seno del proceso revolución, pero sobre todo está amenazado por la decisión de disputarnos el derecho a decidir nuestro modelo de sociedad que han tomado las élites imperiales y sus aspirantes a procónsules en Venezuela.
En la actual etapa de esta larga disputa han logrado quebrar la gobernabilidad sobre el mercado económico, colocaron al Parlamento nacional al servicio del proyecto de restauración del poder de las élites y de la subordinación colonial, han logrado neutralizar a la Fiscalía General de la República, para desarrollar con total impunidad una escalada de violencia armada que incluye el ataque a escuelas, centros de salud, saqueos a la propiedad privada, asesinatos, quema de personas vivas, utilización de niños para el ejercicio de la violencia, así como la promoción del odio social, racial e ideológico contra la población.
Sin duda que la paz de la república está en peligro y algunas instituciones del Estado se han colocado del lado de los que empujan la guerra, mientras amenazan e intentan chanteajear al resto de los órganos del poder público nacional y a nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana para que no cumplan con su deber de garantizar el derecho a vivir y a gobernar en paz que tenemos como pueblo.
La patria está en peligro y solo como pueblo, en ejercicio de nuestro poder originario, podemos recomponer esta situación y recuperar un porvenir de estabilidad económica, política y social. Por eso vamos a Constituyente. Dios mediante así será.