El tiempo ha demostrado que la desprotección al fiscal asesinado Danilo Anderson, el perdón a los golpistas de 2002, la sodomia televisada contra el asesinado padre Piñango, el escándalo del testigo estrella, más la «influencia» usada para «atornillar» a Luisa, fueron errores desastrosos de una gestión
Con la verdad ni ofendo ni temo. En este tiempo histórico, lo principal es impedir que el movimiento terrorista opositor conquiste el poder y prioritario es defender al Presidente revolucionario Nicolás Maduro, lo cual implica advertir verdades ocultas y «tartufos» que regresan.
Con la solvencia moral que me acompaña como luchador marxista de toda la vida, hoy ratifico la verdad al servicio de Venezuela y advierto que la actual Fiscal Luisa Ortega Díaz fue llevada a las mieles del poder por su antecesor en el cargo; que fue estrecha y antigua la amistad que unió a estos dos paisanos, pero más estrepitosa fue la ruptura luego de que Luisa decidió conducir el Ministerio Público sin tutor externo.
El tiempo ha demostrado que la desprotección al fiscal asesinado Danilo Anderson (a quien le encargaron peligrosos casos, pero no le resguardaron la vida), el perdón a los golpistas de 2002, la sodomia televisada contra el asesinado padre Piñango, el escándalo del testigo estrella, más la «influencia» usada para «atornillar» a Luisa, fueron errores desastrosos de una gestión pasada que fue narcisa y delirante contra el país, y que por tal razón no conviene repetirla ni reciclarla en ningún lugar.
Hoy no es sorpresa el giro de Ortega, sino una consecuencia del entorno institucional heredado, lo cual me consta en mi paso por la Fiscalía General de la República (donde se sabe que renuncié en protesta porque archivaron el caso de Danilo), que durante la quinta república ese despacho no le ha servido a la nación y ha permitido la impunidad de muchos contrarrevolucionarios y terroristas. Hoy digo con alivio que abandonar aquel antro me hizo bien humana y profesionalmente.
La verdad es que allí vegeta una peligrosa cúpula ultraderechista que Ortega recibió, como por ejemplo la Dirección de Revisión y Doctrina (cerebro de todas las actuaciones del Fiscal General), donde por más de 10 años una abogada del Opus Dei de nombre María Eugenia Rodríguez fue titular. La misma es hermana de una experiodista de Globovisión (en tiempos de Ravell) a la que le filtraba información sensible. ¿Les suena el nombre de Gladys Rodríguez?
Pues bien, advierto que darle el cerebro de la acusación penal a redes del enemigo no es una buena idea para lograr justicia popular.
Ciertamente, cuando la Fiscalía acusó a Leopoldo López solamente por plazas rotas y carros quemados, pero no dijo nada de los 43 muertos, supe que allí se reflejaba la institución que Luisa heredó de su expadrino.
Eso también lo advertí. Ver: Fiscalía deja puerta abierta para libertad de Leopoldo López -Por @Jesus_Silva_R https://www.aporrea.org/ddhh/a214138.html.
Finalmente, puedo narrar más anécdotas de una institución donde vi con horror cómo los directores (adecos y copeyanos) se bajaban del ascensor (2004) cuando Danilo Anderson lo abordaba, porque no le dirigían la palabra y lo miraban con desprecio por ser el único fiscal chavista «que no reculaba». A Danilo lo dejaron solo. Ese día comprendí el peligro que corría su vida.
Pero, en fin, por ahora no gastaré más tinta en describir a los traidores. Solo le pido a mi presidente Maduro lo mismo que gritaba el pueblo chavista cuando enterramos a nuestro camarada Danilo: «Limpieza en Fiscalía».
COLUMNA ÓPTICA MARXISTA