Lideró a un campeón que impuso su poderío colectivo en una final de NBA bastante desnivelada
Los Warriors lo contrataron para recuperar el título. Y él, al tiempo que hacía ese trabajo con largueza, se convirtió en la figura decisiva en el contundente triunfo 4-1 en la serie final de la NBA. “Un tiro al piso”, por ello, su escogencia como Jugador Más Valioso en la oportunidad de ganar su primer anillo en el mejor baloncesto del mundo.
Como a lo largo de la serie, el quehacer colectivo se impuso a la inspiración individual. Porque LeBron James volvió a confirmarse como Nº 1 de la década y sus 41 puntos, con 13 rebotes y 8 asistencias (63 y 40 % de cancha), solo 3 pérdidas, culminando otra gran campaña, junto a Kyrie Irving (con dolencias al final), quien dejó 26 y J. R. Smith, quien acertó 7 de 8 triples (sumando 25 tantos). Pero el bloque contrario dominó, incluso arrolladoramente en lo que al aporte del banco se refiere.
Durant, claro, fue máxima figura. Metió 39, con 7 tableros y 5 asistencias, en medio de una impresionante exhibición de puntería: 70 % de cancha, 62.5 en triples (20-14 y 8-5) con 6 de 6 libres. Y si en los primeros minutos encontró trabas, luego impuso su calidad cada vez que el marcador lo exigió y terminó con 11 en el cuarto final. Su serie fue de antología, con 35.2, 8.4 y 5.4, balance de 102-60 para .588 en sus lanzamientos, con un revelador dato comparativo: solo Michael Jordan y Shaquille O’Neal han sumado más de 25 en sus primeros 10 juegos de finales. Nada más justo, entonces, que recibiera el trofeo “Bill Russell” de manos del legendario exastro de Boston Celtics.
Pero es preciso insistir en el valor del conjunto. Stephen Curry, sin su habitual acierto a distancia (9-2, 26 %), se las arregló para dislocar la defensa con sus penetraciones y agregó 12 de 15 libres para sumar 34, con doblete porque dio 10 asistencias, y bajó 6 rebotes. Draymond Green puso 10, 12 y 5, Klay Thompson 11 y Andre Iguodala –sexto hombre de lujo, estrella en momentos decisivos- aportó 20. Zaza Pachulia, titular, cumplió con el duro trabajo en los tableros (que no aparece en los números), Shawn Livgingston, Patric McCaw y David West fueron de rendimiento sustantivo a la hora del relevo, con Matt Barnes como décimo participante. 42 rebotes, 27 asistencias y 51.1 de cancha (36.8 a distancia), dependiendo más del juego elaborado y los tiros cortos, resumen el trabajo de un colectivo que sincronizó bien su marca para frenar el indudable brillo individual de James, Irving y Smith.
Los Cavs sumaron 40 rebotes y 22 asistencias, solo 15 de 23 libres y su reserva apenas 7 puntos, frente a 35 del rival. Sus individualidades le mantuvieron siempre en la batalla, pero debió entregar el titulo ante la evidente superioridad.
La tercera final seguida final seguida deja aires de hegemonía para los Warriors. Y vientos de cambio en Cleveland.
Armando Naranjo
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