El receptor venezolano de los Reales, Salvador Pérez, pegó el grand slam que decidió la victoria de los Reales sobre los Medias Rojas con un bate que no era suyo.
La historia comienza cuando los Tigres estaban en Kansas City a finales de mayo. El receptor suplente de los Reales, Drew Butera, le devolvió el bate a Miguel Cabrera luego de que el venezolano diera un batazo de foul. Pero cuando Butera le entregaba el bate, le dijo bromeando a Cabrera que le gustaba cómo se sentía y el peso (32 onzas) del madero.
«Me gusta utilizar bates más pesados durante las prácticas», explicó Butera. «Al día siguiente, él fue muy amable y me envió dos de sus bates».
El miércoles. Pérez venía de una racha de 10 juegos con al menos un hit (que terminó el martes) cuando decidió intentar algo diferente y le preguntó a Butera si podía emplear uno de los bates de Cabrera.
Repentinamente, Butera dejó uno de los maderos en el casillero de Pérez antes del partido del miércoles.
«Sólo estaba ahí», dijo Pérez con una sonrisa. «Me gusta. Creo que lo usaré el viernes también».
Poco después, Pérez se fue de 3-3, incluyendo el primer grand slam de su carrera en el partido contra Boston, lo que borró una desventaja de 4-2. La victoria dejó a los Reales a 3.5 juegos de la cima de la División Central de la Liga Americana y a dos de uno de los comodines del joven circuito.
Después del triunfo, Butera calificó el bate como «la varita mágica». ¿Le preocupará a Pérez que se le rompa su nueva herramienta?
«No quiero que se me dañe», expresó Pérez. «Necesito llamar a Miggy y pedirle que me envíe más».
Pérez sacudió su grand slam después de que el bullpen de los Medias Rojas otorgara pasaportes para llenar las bases sin outs en el octavo capítulo.
El receptor de los Reales castigó al zurdo Robby Scott, quien acababa de darle un boleto a Eric Hosmer con cuatro pitcheos.