Un juez estadounidense detuvo las deportaciones de todos los ciudadanos iraquíes -algunas de las cuales estaban programadas para este martes- con el argumento de que podían ser torturados o asesinados si retornaban a su país.
El juez federal Mark Goldsmith hizo extensivo este lunes a todo el país una orden precedente que concernía mayormente a cristianos caldeos, que fueron detenidos en operaciones anti-inmigrantes en el estado de Michigan, alarmando a la comunidad iraquí local.
El juez dijo que su última orden detiene temporalmente los procedimientos de deportación contra unas 1.444 personas en Tennessee y Nuevo Mexico, 85 de las cuales iban a ser deportadas este martes. AFP