Desde hace 28 años, «La Reina del Jojoto», establecimiento ubicado en el Mercado Municipal de Guaicaipuro, garantiza el producto para todos los caraqueños
El cacique Guaicaipuro prefirió morir peleando contra los conquistadores españoles antes que ser sometido y humillado como esclavo. Eligió la libertad aunque se sacrificó para disfrutarla. A ese valiente guerrero, cuyos genes sobrevivieron entre sus descendientes, lo recuerdo ahora, entre otras cosas, porque desde 1953, le adjudicaron su nombre a un mercado popular caraqueño, ubicado cerca de la Casa Don Bosco y el colegio San Francisco de Sales, y la Contraloría General de la República, entre la Avenida Andrés Bello y la Avenida Libertador.
Extraña paradoja que el actual Mercado Municipal Guaicaipuro sobreviva precisamente entre un centro formativo de la Iglesia Católica que impuso la dominación hispana y el símbolo del control fiscal de las finanzas del Estado venezolano, el cual hace más de 200 años se instaló aquí tras una cruenta guerra contra los conquistadores venidos de la vieja Numancia. Pasado y presente se cruzan para el futuro que es mañana, donde precisamente Guaicaipuro está presente.
Comidas, vestidos y zapatos
En el Mercado Municipal de Guaicaipuro venden todo tipo de productos alimenticios como hortalizas, vegetales, carne, pollo y harina de maíz, especialmente, aunque también se consiguen ropas de estilos contemporáneos y zapatos. Comidas y vestidos son, pues, las especialidades de este popular mercado, donde en ocasiones hay ferias de pescado, o de carnes bovinas, caprinas y otras especies, aunque estén prohibidas.
Y por eso ahí hicimos un tour peculiar, como era buscar una famosa venta de harina o masa artesanal de maíz pilado para arepas y cachapas. Y la conseguimos fácilmente, porque desde hace 28 años “La reina del jojoto” está enclavada en el primer piso del Mercado Municipal de Guaicaipuro. Es un establecimiento modesto y muy limpio, desprovisto de lujos, donde lo atienden Naury y Adriana, emprendedoras mujeres trabajadoras, desde los días martes hasta los domingos, de las 55 semanas de cada año, en horarios matinales, atienden a sus clientelas. No les preguntamos por sus vacaciones o cómo atienden a sus hogares y sus parejas e hijos, pero sospechamos que todos colaboran en esa empresa familiar que trabaja y consume mucho gas para cocinar al maíz amarillo que procesan para sus clientelas.
Ellas venden la masa de maíz amarillo pilado para las arepas y las cachapas a 4 mil y 7 mil el kilo, respectivamente, y promedian el expendio de unos 200 kilos diarios. Ante la vista del público pesan y muelen con un artesanal molino eléctrico, sus kilos de maíz.
La solución para la crisis
La venta de su masa de maíz amarillo pilado se ha incrementado en los últimos meses ante la escasez natural o artificial de la harina precocida, por lo que la médico Klara Senior, especialista en Medicina Estética y Antienvejecimiento, como lo declaró recientemente a El Universal, de Caracas, «es una excelente forma de comparar un producto natural con uno sintético», al comparar las diferencias y similitudes entre estos productos y su recomendación al momento de usarlos.
Senior comentó que «la situación actual ha empujado a los venezolanos a volver a lo natural, a lo orgánico… El maíz habitualmente es nacional y al no ser importado, tenemos la certeza de que no es transgénico, lo cual resulta mucho más beneficioso para la salud. Al estar mucho más cargada de fibra, la asimilación de los nutrientes es mucho más fácil».
Incluso, «la metabolización resulta más beneficiosa a las personas con diabetes o que tienen azúcar en la sangre o síndrome metabólico. Cuando te vas al maíz pilado, este resulta con más fibra y menos técnicas de elaboración. Al ser un producto sin un proceso industrial, tiene un menor índice glicémico, absorbiéndose lentamente y no produce un aumento brusco del azúcar en la sangre. Este sería otro de los beneficios de comer el maíz de forma natural», sentenció.
La doctora comentó que «la mayoría de los alimentos que vienen pre-empacados tienen una dudosa veracidad al momento de informar de los nutrientes que le promocionan. Muchas veces lo hacen porque resulta más atractivo y vendible al público, pero desde el punto de vista nutricional, la asimilación de los alimentos naturales es mucho mejor y más saludable».
Senior comentó sobre «el cuidado que debemos tener al momento de consumir la masa o harina de maíz pilado, sobre todo por el hecho de saber a quién se lo vamos a comprar, debe ser alguien de confianza. Existen muchos casos de personas que mezclan este tipo de productos con cualquier cosa inimaginable, resultando dañino para la salud. Es mejor la preparación natural de origen conocido».
Uno de los datos proteicos que proporcionó la doctora fue mezclar la masa con claras de huevos, porque le aumenta su valor alimenticio. No obstante, señaló que otra alternativa al momento de elevar el valor proteico de la masa, agregándole afrecho, ajonjolí o linaza. Esto para darle una mayor consistencia e incluso agregarle avena es una opción al momento de prepararla.
E.A. Moreno-Uribe
emorenouribe@gmail.com
Foto Giovanni Martínez