El jueves, según un balance provisional, 59 personas, entre ellas 34 civiles, murieron en Siria según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos
El ejército sirio lanzó este jueves por la noche una ofensiva al sudeste de la capital, especialmente en la autopista que lleva al aeropuerto internacional de Damasco, que afirma controlar, mientras las líneas aéreas anunciaron la interrupción de vuelos.
Una gran parte del país estaba cortado del mundo, sin teléfono ni internet, mientras los militantes acusaban al régimen de preparar una «masacre» y las autoridades afirmaban que «trabajos de mantenimiento» fueron los causantes del daño.
Rebeldes y soldados se enfrentaban en las localidades de Haran al Auamid, Aqraba y al Hujeira, precisó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que se basa en una amplia red de activistas.
Los medios de comunicación oficiales también informaron de operaciones militares en esta zona.
Estas operaciones ocurren cuando el emisario internacional para Siria Lajdar Brahimi afirmaba en el Consejo de seguridad de la ONU que una «nueva Siria» debería surgir del conflicto que afecta al país desde hace 20 meses.
La carretera del aeropuerto internacional de Damasco, cerrada desde el jueves por la mañana, se encontraba bajo control por la noche gracias a la intervención de las «fuerzas competentes», indicó por su parte el ministerio de Información, citado por la televisión oficial siria.
La vía se encuentra bajo control «después de los ataques de grupos terroristas armados contra automóviles y debido al despliegue de las fuerzas competentes», indicó la cadena.
La compañía Emiratos de Dubai anunció la suspensión «hasta nueva orden» de sus servicios hacia Damasco, mientras que EgyptAir suspendió un vuelo el viernes con destino a Damasco por la degradación de la situación de seguridad y la interrupción de la comunicación con su oficina en Damasco.
Al atardecer del jueves, Siria se encontraba privada de acceso a Internet, según dos sociedades estadounidenses que supervisan el tráfico de datos en la red.
«Siria está, de hecho, privada de Internet», afirmó la empresa Renesys, mientras que según Akamai unas 77 redes sirias no funcionan desde las 10H26 GMT.
Rebeldes sirios habían informado previamente que algunas redes de comunicación habían sido cortadas en varias regiones del país.
Rebeldes acentúan presión y régimen responde
Los rebeldes sirios acentuaban este jueves la presión sobre el ejército en el Norte y lanzaron un nuevo ataque contra una de sus últimas bases, horas antes de la presentación de un informe ante el Consejo de seguridad de la ONU sobre la situación en Siria del emisario internacional Lakhdar Brahimi.
La aviación siria lanzaba al mismo tiempo ataques mortíferos contra posiciones rebeldes, menos de 24 horas después de que los insurgentes derribaran con misiles dos aparatos militares, una primicia que podría cambiar la relación de fuerzas.
Al menos 15 civiles, entre ellos cinco niños y dos mujeres, murieron en Alepo, donde un caza lanzó dos barriles llenos de explosivos, indicó el OSDH.
Según las imágenes colgadas en internet, se observaban vehículos destrozados y varios edificios cuyas fachadas fueron también destruidas.
Más al oeste, los rebeldes lanzaron un asalto contra la base de Wadi Deif, uno de los últimos bastiones del ejército sirio en el noroeste, asediado por los insurgentes desde hace días, indicó el OSDH.
El objetivo del gobierno consiste en tomar el control total de Damasco y de una zona de un radio de ocho kilómetros.
Si bien todos los barrios de Damasco están virtualmente en manos de las tropas del régimen, hay focos de resistencia que se mantienen y atacan en particular con coches bomba.
Rusia, aliado clave del régimen de Damasco, condenó con la mayor firmeza estos atentados, «crímenes de terroristas que nada puede justificar», mientras que la ONU «condenó en los términos más enérgicos los ataques terroristas».
El jueves en la mañana, la aviación bombardeó los huertos alrededor de Damasco, donde la rebelión ha establecido sus bases de retaguardia, mientras hubo cohetes que cayeron en un sector entre el barrio de Hajar el Aswad y el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, en el sur de Damasco.
Por otra parte violentos enfrentamientos se registraron en las ciudades de Deir Ezzor (este) y Alepo (norte) como también en las provincia de Homs (centro), agregó el OSDH.
Brahimi ante Consejo de seguridad
En tanto, el mediador internacional Lakhdar Brahimi dio cuenta de su misión ante el Consejo de seguridad de la ONU, que se mantiene dividido entre occidentales por una parte y rusos y chinos por la otra, en cuanto a los medios para poner fin al conflicto.
Moscú y Pekín, aliados del régimen de Asad, han bloqueado en el Consejo de seguridad tres proyectos de resolución occidentales condenando la represión del poder sirio.
Nombrado después que Kofi Annan se diera por vencido, el argelino Brahimi se reunió en dos ocasiones con el presidente Asad y con numerosos dirigentes regionales. Después del fracaso de una tregua que había propuesto a fines de octubre, se había hecho menos presente.
En Turquía, vecina a Siria, expertos de la OTAN continúan una gira de inspección de los lugares donde podrían instalarse misiles Patriot que luego de una petición del gobierno turco deben ser desplegados cerca de la frontera con Siria, manifestándose inquietos por el peligro de que el conflicto sirio desborde las fronteras del país.
En el plano diplomático, España reconoció a la Coalición de oposición como «el representante legítimo del pueblo sirio», como lo hicieron antes Gran Bretaña, Francia, Turquía y los Estados del Golfo.
Por otro lado, en un nuevo video, la periodista ucraniana Ankhar Kochneva, secuestrada a inicios de octubre por rebeldes, afirmó que fue enviada a Siria por los servicios de inteligencia rusos, en afirmaciones al parecer dadas bajo presión.
El jueves, según un balance provisional, 59 personas, entre ellas 34 civiles, murieron en Siria según el OSDH.
Esta ONG calcula en más de 40.000 los muertos desde el inicio en marzo de 2011 de una revuelta popular que se militarizó ante la represión brutal del régimen.
Francisco Leong / AFP