Hace temporada en el teatro Trasnocho la comedia “Nos vemos el miércoles” de Gerardo Blanco López
Según el gerontólogo y geriatra estadounidense Robert N. Butler, se debe destruir el mito de que los ancianos no tienen interés en el sexo y que, si lo tienen, son obscenos, como si no fuera acaso normal y correcto para todos tener relaciones íntimas hasta el final de la vida. Esta es una de las ideas que defiende este científico, según entrevista publicada recientemente en el periódico español El pais.
Butler, quien ganó el Premio Pulitzer en 1976 con un ensayo sobre la vejez y provoco polémicas con su obra Sex after sixty (El sexo después de los sesenta), creía que había que abolir el estereotipo del víejo verde (dirty old man o dirty old woman) y que se debe restituir a los ancianos el derecho a disfrutar de una vida sexual normal, que puede ser incluso más satisfactoria que la de una persona joven. A medida que uno envejece, se adquiere «el segundo lenguaje de la sexualidad» y el egoísmo juvenil se transforma a menudo en «un mayor sentido lúdico, en más expresividad y amabilidad».
NOS VEMOS EL MIERCOLES
Recordamos esta cita sobre el sexo y la vejez, porque no es frecuente en Caracas degustar obras teatrales centradas en la cotidianidad existencial de hombres y mujeres mayores o ancianos y mucho menos resolviendo sus naturales apetitos eróticos o, al menos, recordando los buenos tiempos idos. “Hay razones, pero mucho más son las sinrazones, para hacer espectaculos sobre viejos o viejas y con intérpretes de edades avanzadas”, nos dijo, hace muchos años, un veterano empresario teatral. Pero algo está pasando porque ahora avanza en su segunda temporada la comedia Nos vemos el miércoles, de Gerardo Blanco López, en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, después de haberla estrenado en el Centro Cultural BOD.
Esta pieza de Blanco López viene a ser un artístico tributo a la ancianidad, que también es para los recuerdos y la esencia de la vida misma, como lo demuestra, al escribir y producir su comedia, dirigida por Carolina Rodríguez Gómez, donde se plasma, de manera jocosa, la saga de tres mujeres mayores: Dorila (Chelo Rodríguez), Luisa (Marisol Matheus) y Josefa (Martha Track). Este teatral trio vive en un ancianato y se reúne cada miércoles para tomar el té y sumergirse en esos recuerdos que diariamente se les repiten, hasta que no puedan recordar más.
Una las motivaciones de Blanco López para crear esta pieza fue su preocupación por la vejez o ese final terrible y devastador que puede ser la ancianidad para algunos humanos. Buscó rendirles homenaje a esas mujeres mayores que han tenido una vida intensa y la dicha de encontrarse para recordarla. Pero también es un llamado a la amistad y ofrece así la oportunidad de disfrutar un rato agradable con historias y anécdotas de damas que tuvieron unas vidas llenas de retos, dificultades y amores que son contadas en estos encuentros, en donde el espectador podrá reír y reflexionar sobre la vida de los otros que también es su vida vivida.
Nos vemos el miércoles es, pues, un pieza rara para el contexto teatral venezolano, donde esos temas centrados en la vejez no se tocan sino como para hacer torpes chiste. Ahí se plantea además una reflexión sobre la amistad como uno de los vínculos más hermosos que podemos cultivar, un soporte de vida, y la cual en la vejez cobra una importancia capital. Nadie muere con otro, ese es un trance en soliloquio, pero la compañía del amigo es un bálsamo insustituible y estas tres mujeres que se reúnen todos los miércoles para tomar el té lo saben y hacen de cada encuentro un ritual de evocación que las une y fortalece, reitera Blanco López
RECOPILACION EXISTENCIAL
Esta comedia es una recopilación existencial de Blanco López, producto de sus vivencias y observaciones cercanas a su madre, sus amigas y su vida vivida, la cual se materializó durante la enfermedad de su progenitora y que lo impulsó a ofrecer un tributo a la amistad y presentar al mismo tiempo un reclamo doloroso a lo que es la vejez y su poder devastador según su óptica. Ahí están, en una especie de livingroom tropical, tres ancianas que hablan sin tapujos de sus vidas, de sus juventudes, sin maquillaje internos y externos. Ellas están atrapadas, esta vez en un espacio ineludible, la vejez. Es una pieza para reír, reflexionar y recordar que somos finitos y la vejez nos espera…si antes no hacemos mutis voluntaria o por algún incidente. Son tres mujeres hermosas que no tienen más que la compañía de ellas mismas. Dorila es la líder del grupo un tanto «regañona» y como tiene mayor poder adquisitivo paga la estadía de todas en ancianato. Luisa es espontánea, innovadora, humorista y excéntrica, mientras que Josefa es quien brinda equilibrio al grupo por ser tranquila y mediadora. Y con respecto a esta reposición hay que reiterar que las tres mujeres, veteranas en las tablas y en sus vidas vividas, son apabullantes con sus performances, no dan tiempo a pestañear gracias a las perfectas coordinaciones de sus personajes que saben muy bien que mañana no podrán estar condiciones de continuar en su espera vital y mucho menos volver a reunirse el miercoles próximo, Viven cada día como fuese el ultimo. Y eso lo transmiten a la audiencia, logrando un impacto que va más allá de lo lúdico. Ahí, nuevamente, el teatro es un espejo cóncavo. Y eso no tiene precio para alcanzar la ansiada catarsis. Un espectáculo sencillo, deliciosamente humano logrado por la directora y su ejemplar paciencia para coordinar a las tres señoras actrices, capaces de seguir una hora más en escena encarnando a los personajes creativamente asumidos. En resumen, el sexo se va con la muerte y no antes, como se demuestra en Nos vemos el miercoles, montaje sobre la vejez venezolana que hubiese aplaudido Butler, ya fallecido.
EL ESPECTADOR / E.A. Moreno-Uribe / @eamorenouribe