La incredulidad, uno de los mayores obstáculos que separa a la humanidad de Dios y que sembró Satanás en el ser humano desde los tiempos de Adán y Eva, es la causa de los graves problemas que azotan al hombre en la actualidad.
En Génesis 3:1 leemos: “¿Conque Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto?”.
El resto de la historia es conocida por todos, pero lo que el hombre no ha querido entender es que aún tenemos la misma duda y por eso desobedecemos a Dios, lo cual detiene las bendiciones divinas.
Y así lo leemos en Marcos 6:4-6 “Más Jesús les decía: no hay profeta sin hombre, sino en su propia tierra y entre sus parientes y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos poniendo sobre ellos las manos y estaba asombrado de la incredulidad de ellos”.
El dudar del amor, el poder, la misericordia y la fidelidad de Dios, es uno de los más fuerte impedimentos para que se manifieste en nosotros su bendita presencia.El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y recibirlo como Señor y Salvador personal.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios. Lic. Beatriz Martínez (CNP 988) beaperiodista@hotmail.com