El recetor de los Cachorros de Chicago, Willson Contreras, se adjudicó casi sin sudar el decimosexto Festival del Jonrón Pepsi
Mucho antes de pararse en la caja de bateo del Estadio José Bernardo Pérez, incluso previo a los calentamientos físicos y de poner un pie en el terreno, Willson Contreras sabía algo: iba a ganar el decimosexto Festival del Jonrón Pepsi. Tenía convicción. De hecho, esbozó una sonrisa de confianza cuando se le preguntó sobre su estado físico, interpelación pertinente debido a la larga inactividad que produce el receso invernal en un pelotero grandeliga como él.
Si alguien no le creyó al carabobeño quedó muy mal, ya que demostró que sus palabras estaban muy lejos de ser descabelladas. Se coronó con relativa comodidad en la competencia, que llenó el diamante de la Zona Industrial carabobeña.
Por el desenvolvimiento que tuvo desde el comienzo, y sus frases rebosantes de seguridad, no parecía que Contreras vivía el primer derby de cuadrangulares de su vida. Primero aplastó a su rival en la fase inicial, Alexi Amarista, 10 a 0.
La victoria le dio el pase a la segunda ronda, en la que tuvo que medirse a Jesús Valdez (quien había doblegado a Hernán Pérez 7 a 6), Renato Núñez (ganador sobre Félix Pérez 14 a 5), Balbino Fuenmayor (encargado de imponerse a José Osuna 10 a 5) y Mario Lissón (triunfador contra Gerardo Parra 8 a 5).
Conquistó el boleto a la etapa final con 14 bambinazos. Su adversario en el momento decisivo resultó Núñez, compañero de Tigres de Aragua y paisano de tierras valencianas. Pero el receptor de Cachorros de Chicago no sufrió. Superó de inmediato los tres del inicialista y jardinero de los Atléticos de Oakland, y se dio el lujo de dar seis más, como un gesto de caridad para la Operación Sonrisa, que recibió un cheque de 6 millones de bolívares.