Los señalamientos más graves contra Akayed Ullah, residente de Brooklyn y quien llevaba sujeta a su cuerpo una bomba que explotó parcialmente el lunes en un túnel del metro cerca de Times Square, son «apoyo a una organización terrorista«.
La justicia estadounidense acusó este martes de terrorismo y de apoyar al grupo Estado Islámico al sospechoso del atentado con bomba el lunes en el metro de Nueva York, un inmigrante de Bangladés que se habría radicalizado tras llegar a Estados Unidos.
El fiscal federal de Manhattan, Joon Kim, dijo que Akayed Ullah, de 27 años, será inculpado el martes o miércoles, en su cama de hospital, con cinco cargos.
Los señalamientos más graves contra Ullah, residente de Brooklyn y quien llevaba sujeta a su cuerpo una bomba que explotó parcialmente el lunes en un túnel del metro cerca de Times Square, son «apoyo a una organización terrorista» -EI-, «utilización de armas de destrucción masiva» y «colocar una bomba en un lugar público».
Se enfrenta a cadena perpetua, o incluso pena de muerte, y el presidente Donald Trump ya se pronunció a favor de las penas «más duras» posibles para los terroristas. Pero el proceso en su contra aún se vislumbra largo y complicado.
Ullah fue arrestado inmediatamente tras la explosión de la bomba artesanal, que ocurrió en plena hora punta.
El artefacto solo explotó parcialmente, dejando tres heridos leves, pese a lo concurrido que suele ser el túnel. Ulla, en cambio, quedó seriamente afectado y tiene heridas en las manos y el abdomen.
«Escogió el contexto y la hora para maximizar el número de víctimas», destacó el fiscal Kim, en una conferencia de prensa.
La radicalización de Ullah, llegado a Estados Unidos con una visa de reagrupamiento familiar en 2011, se remonta «al menos a 2014», cuando comenzó a ver por internet propaganda difundida por el EI, según el fiscal.
Mensaje para Trump
El hombre «admitió los hechos» el lunes en el hospital y reconoció haber estado inspirado por el EI, queriéndose vengar de ataques estadounidenses contra el grupo yihadista y denunciar la política de Washington en Medio Oriente, según Kim.
Los investigadores apuntan a que el hombre comenzó a reunir «hace dos o tres semanas» el material necesario para la fabricación de una bomba artesanal -guirnaldas eléctricas, una pila de 9 voltios, tornillos de metal- que ensambló en su apartamento.
Justo antes de la explosión de la bomba el lunes, publicó un mensaje en Facebook dirigido al presidente estadounidense: «Trump, has fracasado en proteger a tu país».
La policía, que revisó su apartamento, ubicado en una zona de Brooklyn con mucha población originaria de Bangladés, también encontró allí una nota contra Estados Unidos.
Aunque el fiscal destacó que la investigación aún no termina, las informaciones reveladas hasta ahora confirman que Ullah no tenía antecedentes criminales y se radicalizó en Estados Unidos, donde había trabajado como taxista y electricista.
Un alto responsable bangladesí de contra-terrorismo confirmó a la AFP que el «nombre del sospechoso no está en nuestra larga lista de personas radicalizadas o miembros de grupos terroristas». Aún así, las autoridades locales de ese país mayormente musulmán continúan interrogando a su entorno.
¿Fin del reagrupamiento
familiar por una visa?
El presidente Trump reiteró este martes su intención de poner fin a la política de reagrupamiento familiar que permitió a Ullah tener una visa. Ya antes el mandatario había prometido acabar con la lotería de permisos de residencia por la que había entrado al país el autor uzbeko del ataque con un camión que dejó ocho muertos, también en Nueva York, el pasado 31 de octubre.
«Ha habido dos ataques terroristas realizados por extranjeros, el primer atacante llegó por la lotería de visas, el segundo por el sistema de migración en cadena», declaró Trump. «Debemos suprimirlos rápidamente».
Según un amigo de la familia de Ullah consultado por AFP, el hombre se había casado en enero de 2016 pero había dejado a su mujer en Bangladés, por lo que volvía frecuentemente a su país, afectado por una serie de ataques yihadistas en los últimos años.
Su último viaje a Daca fue en septiembre, tras el nacimiento de su primer hijo, según ese conocido.
Queda por saberse cómo su radicalización pasó desapercibida para la policía de Nueva York, ciudad donde los recursos antiterroristas han sido reforzados considerablemente después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El alcalde Bill de Blasio aseguró el lunes que la policía hace un trabajo de detección «muy sólido» y que se beneficia de una cooperación fortalecida con las diferentes comunidades de inmigrantes.
Catherine Triomphe / AFP