Para la mentalidad práctica del primer mandatario estadounidense, se trataba únicamente de una cuestión de simple lógica: por cuanto las dependencias gubernamentales de Israel se encuentran en Jerusalén, esta ciudad debe convertirse en su capital
A Donald Trump le encanta ser el primero en su afán emprendedor por ejecutar “la realpolitik”, basada en lo que él considera obvio e impregnado de sentido común en los Estados Unidos de Norteamérica y en el resto del mundo. Así lo demostró, una vez más, cuando en los primeros días de este mes de diciembre declaró que Jerusalén es la capital de Israel, con lo cual puso en “jaque” a los países musulmanes del Medio Oriente, quizás a sabiendas del polvorín de protestas que se iban a desatar para expresar los desagrados y las iras en las calles del Líbano hasta Afganistán (según datos obtenidos de la BBC), porque para los ciudadanos de esos países, Jerusalén es su ciudad sagrada, y cualquier intento de asimilarla a otros territorios, será defendido con sus propias vidas.
Para la mentalidad práctica del primer mandatario estadounidense, se trataba únicamente de una cuestión de simple lógica: por cuanto las dependencias gubernamentales de Israel se encuentran en Jerusalén, esta ciudad debe convertirse en su capital y por esa razón, la embajada de los EE.UU. que está en Tel Aviv, deberá construirse y trasladarse a Jerusalén. Trump justifica la decisión porque cuenta con el apoyo del Congreso de ese país y con el respaldo de una ley que data del año 1995, pero que no se había aplicado porque hasta ahora los presidentes habían ejercido la exención de esa normativa. Asimismo, la decisión formó parte de los compromisos contraídos por él durante su campaña electoral y había llegado el momento de honrarlos.
Como resultado de la decisión adoptada por Donald Trump, el presidente de Turquía Recep Tayyip Endogan, convocó durante esta semana, a una reunión internacional de emergencia a 58 países miembros de la Comunidad Islámica, a la cual asisten también los países miembros del Movimiento de los No Alineados, presidida por el presidente venezolano Nicolás Maduro, a los fines de expresarle solidaridad al pueblo árabe de Palestina, contenida en una declaración que ya ha sido aprobada por 120 países. El presidente Nicolás Maduro calificó de “agresión irracional” y una declaración de guerra la decisión adoptada por el presidente norteamericano (Telesur, 11-12-2017). Otros mandatarios, como el presidente ruso Vladimir Putin y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se han pronunciado más o menos en el mismo sentido e incluso el Papa Francisco ha expresado su desacuerdo, porque prevé una agudización del conflicto y de las tensiones entre Israel y Palestina.
«Como resultado de la decisión adoptada por Donald Trump, el presidente de Turquía Recep Tayyip Endogan, convocó durante esta semana, a una reunión internacional de emergencia a 58 países miembros de la Comunidad Islámica»…
Seny Hernández L
Profesora de la Escuela de Estudios Internacionales. FACES-UCV.