Algunos de mis artículos han sido recomendados por hombres como Diosdado, Aristóbulo, Mario Silva y otros. De ellos han dicho que no tienen desperdicio, cosa que agradezco.
Por: Alexis Arellano
Sin embargo, hoy no escribiré de la forma que me hizo merecedor de esos elogios; por lo que espero que esta no nota no sirva para decir que salté la talanquera o que soy un «chavista con petróleo a 100».
El Gobierno declara la guerra a la corrupcion y ha publicitado hasta la saciedad algunas acciones. Sin embargo, uno no puede dejar de preguntarse ¿y los zamuros que cuidan la carne no los va a tocar ?
¿Por qué no hay ni un capitancito preso por el desmadre del contrabando? ¿Por qué se hacen los ciegos, sordos, mudos y locos ante el daño terrible que le hace los contrabandistas y sus cómplices a la nación? ¿Es justo que el pueblo pase horas en una cola para sutir combustible, que el transporte colectivo se paralice por la misma causa y no que no haya siquiera un sargento preso por hacerse el loco con el delito o por ser cómplice del mismo?
Mas no es el contrabando el único problema.
¿Será que nadie sabe donde compran el cobre que las mafias se roban del cableado público? ¿Será que tocar esos intereses es muy difícil? Que nadie venga con el cuento de que son tantos que resulta imposible atraparlos. Basta con atacar a los que compran y luego contrabandean.
Ah, casi olvidaba que eso significaría tocar al mismo sector que deja pasar hacia Colombia millones de litros de gasolina y diesel.
En este punto es bueno aclarar que hay mucho oficial honesto, pero los deshonestos le hacen mucho daño a su institución y al país y lamentablemente actúan con impunidad
¿Y la comida? ¿Por dónde pasan las miles de toneladas de comida que venden en Cúcuta, Maicao, Río Hacha, Puerto Satander, Barranquilla, Cartagena y más allá? No sé si seré mal pensado, pero me resulta sospechoso que los encargados de combatir el contrabando y resguardar la frontera no estén sometidos a investigación y ni siquiera los llamen a declarar.
Ahora, entre tantas preguntas me asalta unas que desde hace tiempo rondan y rondan en mi cabeza:
¿Por qué no hay un rector universitario o un decano preso por corrupción? ¿Son las universidades la excepción del país o nadie se atreve a una acción decidida y contundente?
¿ Es el negocio de construcción de carreteras, casas y puentes una vaina tan pura que allí no vale la pena meter el ojo? ¿Y las aduanas?
¿y la carencia de efectivo? ¿Que mafia tan fuerte hay allí que todo el mundo actúa como Shakira.
El alto Gobierno repite y repite que la lucha es total, frontal, sin descanso y a muerte, pero el pueblo tiene suficientes motivos de dudas.
Se equivocan quienes creen que este pueblo es pendejo. Está consciente de que el retorno de la derecha sería cuchillo para su propio pescuezo, pero desespera y un pueblo desesperado es una bomba de tiempo para este y para cualquier gobierno.
En resumen, no es a un golpe de Estado a lo que hay que temerle, tampoco a una invasión (por ahora), ni a Almagro y su podrida OEA. Es a un pueblo colmado de problemas, sin comida, sin medicinas, sin dinero, sin agua, sin electricidad y ya casi sin esperanza a lo que le debemos tener.
Y que quede claro. No es sólo el Gobierno quien debe temer. Si el pueblo se arrecha no quedará negocio en pie.
A todos nos conviene resolver esta terrible situación