Las negociaciones sobre la crisis venezolana quedaron en un punto muerto, luego de que el gobierno y la oposición fracasaran en su intento por acordar una fecha para las elecciones presidenciales, adelantadas por el oficialismo.
Tras dos meses de diálogos en Santo Domingo, el presidente dominicano, Danilo Medina, anunció este miércoles que no se logró un acuerdo y que el proceso entraba en un «receso indefinido».
«Tenemos la esperanza de que las partes puedan encontrarse en Caracas y producir de nuevo acercamientos que permitan sentarse y sacar un documento definitivo», declaró a la prensa Medina, tras reunirse con los delegados de la oposición en la cancillería dominicana.
Medina aseguró que las partes acordaron el martes que los comicios, en los que el presidente Nicolás Maduro buscará la reelección, se realizaran el 22 de abril, tras un estira y encoge de fechas: el gobierno pedía que fueran el 8 de marzo y la oposición el 10 de junio.
“Maduro no es el dueño de la democracia”
Pero los delegados de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) presentaron este miércoles observaciones al texto; mientras Maduro dijo «que solo firmará el documento» que estaba sobre la mesa el martes, añadió el gobernante dominicano.
Poco después, el delegado principal de la MUD, Julio Borges, señaló que en breve darán a conocer sus observaciones. «Si el gobierno no le tuviera miedo a unas elecciones libres, tendría que firmar ese documento», manifestó Borges en la cancillería.
La negociación estaba ligada a las deliberaciones que realiza desde el lunes el Consejo Nacional Electoral (CNE) -acusado por la oposición de servir al gobierno-, para fijar la fecha de las votaciones.
Tras el anuncio de Medina, el CNE citó a sus rectores a una reunión para las 23H00 GMT.
«Emplazamos al gobierno a que no cometa el absurdo error de convocar unas elecciones de forma unilateral. Maduro no es el dueño de la democracia en Venezuela, son los venezolanos y deben ser respetados», escribió Borges en Twitter.
A punto del nocaut
Con un sólido apoyo institucional que incluye a los militares y una fuerte política de subsidios, Maduro tiene posibilidades de reelegirse, según analistas.
Esto, pese a que arrastra una impopularidad de 70% ante la grave crisis, con una hiperinflación proyectada en 13.000% por el FMI para 2018 y aguda escasez de alimentos y medicinas.
Además, tiene al frente un adversario débil y fracturado. Las presidenciales fueron adelantadas por la oficialista Asamblea Constituyente para antes del 30 de abril -sin fecha definida-, descolocando a una oposición que aún no decide si irá a comicios con un candidato de consenso o con varios, o incluso si participará.
«En el escenario que se plantea en este momento, con el actual poder electoral, está claro el triunfo de Maduro, a no ser que la oposición logre alguna decisión unitaria», aseguró a la AFP en Caracas la politóloga Francine Jácome.
Jácome sostiene que en este momento la oposición carece de liderazgo, pues sus principales dirigentes, Leopoldo López y Henrique Capriles, están inhabilitados políticamente.
«Si el enemigo está contra las cuerdas, termina de darle el nocaut», comentó por su parte el politólogo Leandro Area.
«La oposición debe aceptar que con el fracaso del diálogo se cierra un ciclo. El gobierno seguirá con las elecciones, las anunciará el CNE, porque las condiciones están dadas», añadió.
A su juicio, la oposición «debería recomponerse, crear un nuevo liderazgo, pero no debería ir a la elección: roto el diálogo, si no se resolvieron las condiciones, no debería ir», sostuvo.
La letra menuda
Según Medina, la MUD demandó durante el proceso la habilitación de partidos políticos a los que el poder judicial y electoral -acusados de servir al chavismo- excluyeron recientemente de los comicios, además de la liberación de «personas detenidas».
«Verbalmente para el gobierno se llegó a un acuerdo bajo la mediación de (el expresidente del gobierno español José Luis) Rodríguez Zapatero en esos dos puntos», aseveró el mandatario dominicano.
El borrador del acuerdo, según pudo leer la AFP, incluía la observación internacional de la ONU, auditorías de todo el proceso y actualización del registro de votantes para incluir a los miles que emigraron en los últimos meses.
Además, la reapertura de centros electorales en zonas opositoras, suspendidos por el poder electoral en los comicios de gobernadores y alcaldes en 2017, y el acceso equitativo de los partidos a los medios de comunicación.
«Una cosa es una invitación, que era ese documento, y otra el documento nuestro, que es la articulación clara de estos derechos», dijo Borges en Santo Domingo sobre su contrapropuesta.
Para Area y Jácome, el fracaso del diálogo dejaría a una oposición más dividida y a un Maduro «más aislado». AFP