Durante años hemos vivido un proceso que fundamentaba o, mejor dicho, justificaba sus acciones en que sus protagonistas eran los herederos de la masacre de Cantaura, de la masacre del Amparo, de las familias separadas por la represión bipartidista y que todo su proceso político inició un 27F cuando el pueblo se levantó contra un paquete de medidas económicas que hacía más pobre al pobre condenándolo a la miseria.
Muchos años han pasado desde que esos “herederos” llegaron al poder, en el camino han olvidado su origen, la enorme mayoría incluso lo ha traicionado, han ido paso a paso destruyendo la narrativa que los convirtió en opción, han cedido al militarismo, la violencia, la avaricia y la corrupción.
Este martes se conmemoró otro aniversario del Caracazo, ocurre en medio de un país que todos los días tiene pequeños «caracazos» y en medio de la peor crisis de hambre y miseria que nuestro país haya vivido. hoy por hoy, según los datos de la Encovi, 87 % de los hogares venezolanos viven en pobreza.
Años después, quienes prometieron vengar y hacer justicia social han sometido a los más pobres a condiciones de vida inhumanas. Se niegan incluso los derechos más básicos que tenemos como ciudadanos, como la salud y el empleo digno, 68% de la población no pueden costear un seguro médico. Creen que es más fácil gobernar sobre la base del control social y el miedo que sobre la base de las soluciones y las ideas.
Casi 30 años después de esa fatídica fecha el 61% de los hogares no tienen comida, más de la mitad del país come solo una vez al día y más de 2 millones de niños faltan a la escuela porque no hay dinero para alimentarlos o para cancelar la matrícula.
Estoy convencido de que quienes se dicen llamados a gobernar eternamente por la voluntad revolucionaria del 27 de febrero están, este 27F y todos los días que pasan, cerrando su propio ciclo.
Su simulacro electoral convocado para el 22 de abril y la pretensión hegemónica sólo profundizará una crisis que acabará por sacarlos del poder y colocarlos junto con los responsables del Caracazo en las páginas más oscuras de nuestra historia.
Miguel Pizarro