De enero a lo que va de diciembre
Dos policías fueron asesinados en menos de seis horas en la Gran Caracas, para elevar de esta forma a 97 la cifra de funcionarios caídos durante este año. En el Tuy asesinaron al oficial de la Policía Nacional Bolivariana Alvis David Alcantara González, mientras que al detective Roberto José Pinto, de 29 años de edad, adscrito a la Dirección de Inspecciones Técnicas del Cicpc, lo mataron aproximadamente a las 10.00 de la noche del domingo, en el kilómetro 17 de la vía a El Junquito.
Pinto estaba franco de servicio a pesar de que conducía una motocicleta Suzuki modelo DR, identificada con el logo del Cicpc. A esa hora regresaba de visitar a unos amigos. Lo acompañaba una amiga que resultó ilesa en el hecho.
Con respecto al móvil se manejan distintas hipótesis. Las investigaciones se iniciaron en base al móvil del robo de moto, pese a que la Suzuki fue hallada unos metros más delante de donde cayó muerto el detective, al recibir tres disparos en el cuerpo. Así mismo, se cree que los asesinos le dispararon con la intención de robarle su arma de reglamento.
El crimen ocurrió específicamente frente al parador turístico El Golfeado, cuando el efectivo fue interceptado por los delincuentes. Roberto Pinto era natural de Tinaco, estado Cojedes y tenía una relación de pareja con una funcionaria del mismo organismo que labora en el área de criminalística. La mujer que lo acompañaba fue citada a rendir declaraciones ante el Cicpc.
Ayer los compañeros del detective dieron muestras de solidaridad y duelo, a las puertas de la morgue de Bello Monte, donde algunas compañeras no pudieron contener el llanto. Dijeron que el funcionario era un “excelente ser humano, abnegado, buen amigo y servil que además integraba el equipo de softball del Cicpc”. “Ahora es como trofeo matar un policía”, dijo de una funcionaria.
Aixa Rodríguez, suegra del detective desestimó el móvil del robo, asegurando que a Pinto no le robaron ni la moto, ni el arma de reglamento. La mujer también negó que su hija estuviera esperando un hijo del efectivo, a propósito de comentarios que realizaron otros compañeros de la víctima.