Froilán Barrios
Definitivamente al Estado chavista le irrita la alta conflictividad social que sacude permanentemente a la sociedad venezolana. No es para menos, es la contradicción evidente a la onerosa propaganda oficialista difundida ante el globo terráqueo, donde supuestamente vivimos en el paraíso terrenal de la Revolución y del Socialismo del Siglo XXI.
¿Por qué tantas protestas, paros, huelgas? Se han acelerado desde 2008 producto de las malas políticas económicas gubernamentales, con la aparición del “bolívar fuerte” se ha instaurado un estado de devaluación permanente de nuestra moneda y con ella del poder adquisitivo popular. Los ajustes como los denomina la propaganda oficial para no llamarlos por su nombre de 2009, 2010 han desatado una voraz inflación empobrecedora de millones de venezolanos.
Este ha sido el caldo de cultivo de la creciente protesta popular registrada por consultora y ONGs desde 2008 hasta el presente 2012. Destacando lo laboral en un promedio superior al 40% en este período entre manifestaciones, paros, marchas, huelgas de hambre por Vivienda, Educación, Inseguridad personal, Transporte, Salud. En resumen para este año 2012 se sobrepasará los 2.500 conflictos laborales, aproximadamente un 90% en el sector público y 10% en el sector privado.
El quid del asunto es ¿por qué es tan maula con sus trabajadores el patrono Estado revolucionario? Más aún al aprobarse este año 2012 la mejor ley del trabajo del mundo, como lo manifestara el Presidente de la República al aprobarla unilateralmente en mayo de este año. En lugar de generar institucionalidad en el sistema de relaciones de trabajo, lo que ha surgido es un caos con inspectores del trabajo matraqueros, jueces laborales que venden sentencias, un TSJ con una orientación regresiva en material laboral y el apadrinamiento desde el Ejecutivo de un sindicalismo mercenario que azota a las pocas zonas industriales que sobreviven.
Por tanto no es casualidad que se persiga al sindicalismo libre y autónomo. Primero fue Rubén González al apresarlo por dirigir una huelga justa y continuarle un juicio sumario en Caracas, luego en agosto pasado los trabajadores de Petrocasa en Guacara vilmente atropellados por la Guardia Nacional por exigir la existencia del sindicato y el derecho a contrato colectivo, estos trabajadores constituyeron un consejo de trabajadores y también lo desconocieron.
Ahora le tocó el turno a Galletera Carabobo en Valencia, empresa privada, con más de 80 días en huelga calificada como ilegal por un tribunal laboral. La negativa de los trabajadores y la protesta realizada en Valencia fue repelida salvajemente por la Guardia Nacional, quien agredió a miembros de la Junta Directiva del Sindicato y a la Presidenta de la Unión Nacional de Trabajadores. Imputándolos ante la Fiscalía por agresión a la fuerza pública e interrupción del Transito, entre otros delitos. El Sindicalismo libre y autónomo debe pronunciarse en rechazo a esta arremetida militar contra la libertad sindical.