El Gobierno de Estados Unidos impuso hoy nuevas sanciones a Irán que penalizan la venta de petróleo iraní, las transacciones financieras con su Banco Central y el sector portuario del país, aunque contempla exenciones para ocho países.
«Son las sanciones más fuertes que ha impuesto jamás nuestro país», dijo el presidente estadounidense, Donald Trump, en declaraciones a los periodistas unas horas antes de que comenzaran a implementarse las restricciones.
El Gobierno estadounidense programó la entrada automática en vigor de las sanciones para la medianoche del domingo al lunes en la costa este de Estados Unidos.
La nueva batería de sanciones es una consecuencia de la decisión de Trump de retirar a EE.UU. del acuerdo nuclear con Irán de 2015, e incluye la penalización de las empresas de todo el mundo que compren petróleo iraní.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, explicó el viernes que EE.UU. planea eximir de manera temporal de ese castigo a un máximo de ocho países o «jurisdicciones» territoriales, que en los últimos tiempos han trabajado para «reducir a cero» sus importaciones de petróleo del país persa.
«Hay una serie de lugares donde los países han hecho ya reducciones significativas en sus importaciones de petróleo crudo y necesitan un poco más de tiempo para llegar a cero, y vamos a darles ese tiempo», explicó Pompeo en una entrevista con la cadena Fox News este domingo.
Pompeo no identificó los países que se beneficiarán de la exención durante seis meses, pero se espera que entre ellos estén China, India, Japón y Corea del Sur, según el diario The New York Times.
Sanciones
En la primera tanda de sanciones, que entró en vigor el 6 de agosto, se retomaron las restricciones a la compra de billetes de dólares estadounidenses por parte del Gobierno de Irán, la adquisición de deuda iraní y al comercio de oro y otros metales preciosos, entre otros.
Con motivo de esta segunda ronda, el Departamento del Tesoro estadounidense incluirá más de 300 nuevas entidades a su lista negra, aparte de otras 400 que volverán a ella tras haber salido en 2015 cuando se puso fin a las sanciones con Irán, en virtud de la firma del acuerdo nuclear, conocido como Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, siglas en inglés).
Las presuntas violaciones de ese pacto, así como la «influencia maligna» que ejerce el «régimen» iraní en Oriente Medio, han sido los principales argumentos esgrimidos por la Casa Blanca desde hace meses para justificar las sanciones, que no han contado con el respaldo de la comunidad internacional.
Por este motivo, Washington dio en mayo a Teherán seis meses, plazo que se cumplió la pasada medianoche, para cumplir con una docena de condiciones que le permitirían evitar ese castigo; una oferta que desde el principio cayó en saco roto.
Sin embargo, como si de una cuenta atrás se tratara, desde hace doce días el Departamento de Estado ha venido publicando en su cuenta oficial de Twitter con un goteo diario de mensajes esos «doce requisitos».
Dichas condiciones contemplan desde detallar de manera pormenorizada «las dimensiones» del programa nuclear iraní y su abandono «permanente y verificable», hasta la liberación de cualquier ciudadano estadounidense o procedente de un país aliado, pasando por el fin del apoyo a organizaciones consideradas terroristas por EE.UU.
A pesar de esta campaña de presión, Irán lejos de amedrentarse puso en duda en la última semana la viabilidad de las sanciones, y su presidente, Hasan Rohaní, opinó que Washington podría estar considerando dar «marcha atrás» en su decisión.
Pompeo recalcó este fin de semana que el objetivo es «privar» al Gobierno iraní de los recursos necesarios para seguir financiando el terrorismo en el mundo, y subrayó que el presidente de EE.UU., Donald Trump, no quiere perjudicar al pueblo iraní.
Por este motivo, dijo, también estarán exentos de las sanciones algunos productos básicos para la población, como los alimentos y los medicamentos.
«Contamos con el pueblo iraní, y trabajamos para que tengan el Gobierno que quieren», observó Pompeo.
EFE