Especialistas y estudiantes de bioanálisis se concentraron este 25 de abril, en las adyacencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV) para denunciar la ausencia de insumos y exigir la dotación de reactivos.
“¿Quiénes somos? Bioanalistas ¿Qué queremos? Reactivos”, repetían los estudiantes desde el busto de Rafael Rangel cerca de la Plaza de las Tres Gracias. Este jueves se conmemoran 142 años de su natalicio.
Pese a ser el Día del Bioanalista, la presidente de la Federación de Colegios de Bioanalistas de Venezuela, Judith León, aseguró que el gremio “no tiene nada que celebrar” este 25 de abril.
“Nuestro día es de protesta activa a escala nacional. Cada uno de los colegios está haciendo actividades el día de hoy”, dijo en rueda de prensa.
León también advirtió que el gremio ha tenido que recurrir a prácticas manuales de laboratorioque eran empleadas hace 40 años, “cuando el servicio no era automatizado y podíamos tardar 20 días en dar un diagnóstico”.
La especialista denunció que la totalidad de los laboratorios del sector público no cuentan con reactivos suficientes en cantidad ni variedad para poder realizar los diagnósticos necesarios.
“Los reactivos que más escasean son los que se utilizan para pruebas serológicas e inmunológicas, como marcadores tumorales, marcadores tiroideos, exámanes hormonales y pruebas para las personas con VIH, como la carga viral y CD4, que permiten hacer seguimiento del tratamiento y la enfermedad”, explicó.
Los costos de estas pruebas en los laboratorios privados están fuera del alcance del bolsillo de los venezolanos. Un examen de gases arteriales oscila entre los 90 mil y los 100 mil bolívares; mientras que el precio de una prueba de electrolitos ronda los 70 mil bolívares.
“Para hacer algo tan básico como una hematología la gente tiene que visitar cerca de 10 laboratorios para ver cuál de ellos pudiera tener equipos en funcionamiento”, añadió León.
Al déficit de insumos también se suman los constantes apagones que, explicó la presidente de la federación, han afectado a los equipos. “El 95% de los laboratorios no están conectados a las plantas eléctricas. Si hay un apagón, no hay cómo hacer ni siquiera diagnósticos para una emergencia”, dijo.
La falta de reactivos no solo afecta a los laboratorios, sino también a las futuras generaciones de bioanalistas.
Los estudiantes no tienen cómo hacer las prácticas académicas y denunciaron que solo dos de las escuelas de Bioanálisis de las cinco que hay en el país (las de la Universidad Central de Venezuela y la Universidad de Carabobo) están operativas.
Fuente: Efecto Cocuyo.