Washington teme que un «desesperado» presidente sirio Bashar al-Assad pueda usar armas químicas en la medida en que los rebeldes cercan Damasco, dijo el miércoles la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, quien reiteró una promesa de actuar rápidamente en caso de que eso ocurra.
Los rebeldes que luchan por derrocar a Assad dijeron que habían rodeado una base aérea cerca de Damasco, en una nueva señal de que la revuelta se está acercando a la capital y un día después de que la OTAN accedió a enviar misiles de defensa antiaérea a la vecina Turquía.
La decisión de la alianza militar de desplegar misiles Patriot alemanes, holandeses y estadounidenses para ayudar a defender la frontera de Turquía ante eventuales ataques desde Siria, llevará tropas europeas y norteamericanas a la región por primera vez en los 20 meses de guerra civil.
Rebeldes dijeron que representantes de sus grupos armados se reunían en Turquía con funcionarios de la nueva Coalición Nacional, un grupo de oposición reconocido ahora por Turquía y varios países árabes y occidentales como la autoridad legítima de Siria.
La coalición planea crear un Gobierno de transición en el exilio, así como también una nueva estructura militar para unificar a los rebeldes, plagados por divisiones y rivalidades incluso mientras registras avances.
«El objetivo es colocarnos en la senda para movernos hacia una fuerza unificada, aunque no estamos ahí aún. Pero ahora mismo, la prioridad es crear un liderazgo estructurado para que lo sigan todos los rebeldes», comentó un organizador rebelde desde Turquía.
Intensos enfrentamientos surgieron hace una semana alrededor de Damasco, llegando así un conflicto que era librado mayormente en las provincias al centro de poder de Assad. Combatientes dijeron el miércoles que sitiaron la base aérea de Aqraba, situada a unos 4 kilómetros de la capital.
«Todavía no controlamos la base aérea pero los combatientes están cercándola. Esperamos capturarla dentro de algunas horas», dijo Abu Nidal, portavoz de la brigada rebelde Habib al-Mustafa. Afirmó que los insurgentes tomaron el control de una unidad aérea de defensa en la cercanías, matando y tomando como prisioneros a decenas de soldados, aunque otros escaparon.
Esta clase de relatos son difíciles de verificar en Siria, puesto que el Gobierno ha restringido el acceso de los medios extranjeros al país.
COMBATES EN SUBURBIOS
Durante varios días, funcionarios occidentales se han concentrado reiteradamente en lo que afirman es la amenaza de que Assad pueda usar gas venenoso.
«Nuestras preocupaciones son que un régimen de Assad cada vez más desesperado pueda recurrir a armas químicas o que pueda perder el control de ellas ante uno de los muchos grupos que están operando ahora dentro de Siria», afirmó Clinton luego de reunirse con otros ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN en Bruselas.
«Hemos enviado un mensaje inequívoco de que esto cruzaría una línea roja y aquellos responsables serán obligados a responder», agregó.
Funcionarios estadounidenses dijeron esta semana que cuentan con datos de inteligencia de que Siria podría estar realizando preparativos para usar armas químicas.
Siria, que no ha firmado el tratado internacional sobre armas químicas que prohíbe el uso de gas venenoso, asegura que nunca usaría dichas armas contra su propio pueblo.
La estrategia del Ejército ha sido separar a Damasco de los sectores rurales donde los rebeldes son cada vez más dominantes.
Las tropas de Assad han lanzado ataques aéreos e incursiones de artillería en los suburbios en manos de insurgentes cerca de la ciudad durante más de una semana, en lo que según activistas es la peor ofensiva vista en el área.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó al Gobierno, la oposición y sus aliados extranjeros a poner fin al derramamiento de sangre, que dijo ha dejado unos 40.000 muertos.
«Vuelvo a instar a que las partes detengan la violencia de inmediato y a los países que puedan tener influencia en los dos bandos a que desarrollen sus máximos esfuerzos para que se detengan», sostuvo Ban en una rueda de prensa en Kuwait.
«Y los países que puedan dar equipamiento militar y otros tipos de ayuda, deberían detenerse».
La decisión de la OTAN de enviar misiles de defensa antiaérea a la frontera turca es un primer paso militar en la región por parte de una alianza que hasta ahora se ha rehusado a repetir su intervención armada que ayudó a derrocar a Muammar Gaddafi en Libia el año pasado.
La OTAN dice que los misiles Patriot que enviará a Turquía tienen propósitos meramente defensivos, pero Siria y sus aliados -Rusia e Irán- han criticado la decisión, al considerar que la medida incrementa la inestabilidad regional.
Turquía, un Estado miembro de la OTAN hostil a Assad y que acoge a miles de refugiados sirios, dice que necesita los misiles de defensa para derribar proyectiles que podrían cruzar a su territorio.
(Reporte adicional de Peter Apps en Londres, Oliver Holmes en Beirut, Justyna Pawlak y Adrian Croft en Bruselas, Nick Tattersall en Estambul, Jonathon Burch en Ankara y Krisztina Than en Budapest; escrito por Peter Graff. Editado en español por Marion Giraldo/Patricio Abusleme)