César Sayoc, el hombre que a finales de octubre atemorizó con paquetes bomba a decenas de altos cargos del Partido Demócrata estadounidense y a la cadena de noticias CNN, fue condenado a veinte años de prisión este lunes por un juez federal de Nueva York.
El togado, Jed Rakoff, estimó que Sayoc, de 57 años, había extendido «un torrente de miedo» en el país con sus envíos explosivos a los adversarios políticos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el que estaba «profundamente obsesionado».
Eso hizo que Sayoc pusiera en su punto de mira al expresidente Barack Obama, el exvicepresidente Joe Biden, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton o los senadores demócratas Kamala Harris y Cory Booker.
Los tuits de Trump, según la defensa, fueron la chispa que hizo que Sayoc mandara los paquetes explosivos que no detonaron, envíos que también recibieron el magnate George Soros o el actor Robert de Niro. Al condenado se le incautó, en su detención a finales de octubre, una furgoneta blanca repleta de fotos del mandatario.
Tras la sentencia, el fiscal de Manhattan, Geoffrey Berman, señaló en un comunicado que «César Sayoc montó y envió dispositivos explosivos a oficiales de alto rango y a antiguos líderes electos para incitar miedo y aterrorizar a sus víctimas».
A pesar de que nadie resultó herido, insistió Berman, «el terrorismo doméstico de Sayoc retó nuestra querida tradición de un debate político pacífico», celebrando así sus veinte años de prisión.
La sentencia llega días después de dos tiroteos en Texas y Ohio, con decenas de muertos y heridos, que podrían estar relacionados con el discurso incendiario de Trump.
La fiscalía había pedido una condena a cadena perpetua, ya que entendía que el confinamiento de por vida «incapacita al acusado y protege al público de futuros crímenes».
Sin embargo, la defensa solicitaba la sentencia mínima, de diez años de cárcel, argumentando que Sayoc había vivido «una serie de incidentes traumáticos que le empujaron más y más al margen de la sociedad», como el abandono cuando era niño por parte de su padre o los abusos sexuales que sufrió en un internado católico.
Sayoc envió por correo 16 bombas caseras, donde había mezclado explosivos provenientes de fuegos artificiales, trozos de cristal y productos químicos de piscina, con los que quería maximizar las heridas potenciales y los daños en sus víctimas.
En el exterior estos paquetes, Sayoc colocó una fotografía de cada una de las víctimas, con una «X» roja sobre sus caras.
El juez Rakoff consideró que la condena de 20 años de cárcel era «ni más ni menos» lo que merecía el caso contra Sayoc, ya que el acusado «era completamente capaz de preparar bombas caseras que pudieran estallar» pero, de manera consciente, decidió no hacerlo.
Sayoc, un culturista adicto durante más de cuarenta años a los esteroides y enganchado a los libros de autoayuda, trabajaba como repartidor de pizzas y como dj en un club de estriptis de Aventura (Florida), y este lunes pidió disculpas a su familia ante el tribunal por el mal que había causado.
«Ahora que estoy sobrio, sé que estoy muy enfermo. Sé que debería haber escuchado a mi madre, el amor de mi vida», dijo frente al tribunal, ante el que se arrepintió y deseó «más que nada poder dar marcha atrás en el tiempo y deshacer lo que hice».
Una vez salga de prisión, pasados los setenta años, Sayoc pasará cinco años de libertad bajo supervisión. EFE