Los precios en el mercado inmobiliario de Venezuela han caído un 75 % en los últimos 20 años, con lo cual se mantienen entre «los más bajos de toda América Latina», informó este martes el presidente de la Cámara Inmobiliaria del país suramericano, Carlos Alberto González.
En promedio, la cotización actual del metro cuadrado «representa un 25 %» con respecto «al valor de un metro cuadrado hace 20 años», explicó González, en conversación con Efe, al afirmar que los precios en Venezuela son los más bajos de la región.
El metro cuadrado se cotiza actualmente entre 350 y 400 dólares en promedio, mientras que zonas de clase media y media-alta, como las urbanizaciones caraqueñas de Altamira o Los Palos Grandes, se tasan alrededor de 1.000 dólares, «cuando eran zonas que se cotizaban a 2.000 o 2.500 dólares» hace cuatro años, dijo González.
La baja en los precios es un reflejo de la situación del sector inmobiliario. Según las cifras más recientes disponibles del Banco Central de Venezuela (BCV), esta actividad culminó el tercer trimestre de 2018 con una caída del 13 %, con lo cual sumó 19 trimestres consecutivos de contracción.
La actividad inmobiliaria es un termómetro del desempeño del país suramericano, que ha encadenado 20 trimestres de caída de su aparato productivo y que acumula una contracción del 60 % desde 2013.
González indicó que las dos grandes áreas que comprende el sector se han visto afectadas por la recesión, tanto la promoción de nuevos inmuebles, ya sea para uso habitacional o comercial, como el área de comercialización, que incluye la venta de inmuebles nuevos y usados.
En el caso de la actividad inmobiliaria primaria, precisó que en 2009 el sector privado materializó «alrededor de 80.000 unidades de vivienda», unos 5,6 millones de metros cuadrados, a un promedio de 70 metros cuadrados.
Este año, «siendo indulgentes», se producirán unas 1.000 unidades habitacionales, unos 70.000 metros cuadrados en total -un desplome del 98,75 % en una década- lo que implica «la paralización total del mercado», según González.
Si bien en algunos sectores de Caracas actualmente se desarrollan algunos edificios de uso comercial, unos 600.000 metros cuadrados de oficinas, advierte que esos desarrollos responden «a la protección que estas empresas propietarias de esos inmuebles están haciendo».
Explicó que las limitaciones en la compra y venta de divisas impiden a muchas empresas repatriar dividendos, por lo que las firmas «prefirieron invertir acertadamente» sus bolívares en infraestructuras.
Ante la ausencia de proyectos habitacionales, públicos y privados, el sector «descansa fundamentalmente en el mercado secundario», en el que también han bajado el número de transacciones y el precio que pagan los compradores.
Los precios de mercado secundario «están muy por debajo de los valores de reposición», es decir, de los valores a los cuales se construiría una propiedad similar.
Mientras en el mercado secundario el metro cuadrado de una vivienda se cotiza en 300 dólares, «comprar el terreno, hacer el proyecto, construirla estaría alrededor de 600 dólares, aproximadamente», señaló.
Esto se convierte en un desincentivo para los promotores inmobiliarios, pues entrarían a competir con un mercado secundario con precios más bajos.
González advierte que hay «buenas noticias», pues los estudios de precios indican que el mercado llegó a «un punto de inflexión» y los precios se han estabilizado, lo que permite considerar que de producirse «cualquier cambio pequeño, ya en lo político, ya en lo económico», generaría «cambios importantes en los precios».
La economía de Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de crudo, se mantiene sumida en su sexto año de recesión, en medio de una crisis política y social. EFE