El balance fiscal de los inmigrantes venezolanos es muy positivo, pues el Estado adquiere mucho más de lo que gasta ofreciéndoles servicios públicos, que incluyen solo educación y salud
A pesar de la campaña de algunos medios de comunicación peruanos, que insisten en encontrar aspectos negativos al ingreso masivo de venezolanos a Perú, el fenómeno migratorio ha generado más aspectos favorables que negativos desde un punto de vista económico, según arrojan los datos de un informe presentado por BBVA Research.
Las condiciones de los venezolanos en el ámbito laboral son paupérrimas e injustas al compararlas con las del peruano promedio. Aún así, propician un resquicio económico para el país andino en un contexto de xenofobia, rechazo y movimientos que desean cerrar sus puertas a la inmigración.
Esta realidad se traduce en datos concluyentes, como que la gran parte de la población venezolana migrante en Perú se encuentra en la edad con mayor productividad laboral. Al menos 204.000 de los 800.000 venezolanos en el país andino se encuentran en un rango de edad comprendido entre 26 y 35 años. El segundo mayor grupo, de 174.000, se ubica entre los 16 y 25 años, también con gran capacidad para el trabajo.
El enorme ‘stock’ de trabajadores que llegó desde Venezuela se sustenta además en su nivel educativo, ya que los inmigrantes venezolanos suman, en promedio, 13,4 años de estudio, contra los 10,5 que posee la población peruana en general. Esto se traduce en mano de obra con mayor calificación y capacitación para el mercado laboral.
Y no se habla de una población cuantiosa y capacitada desocupada, pues las estadísticas de inserción laboral del venezolano en Perú es muy positiva para la economía peruana. Un 86 % de los venezolanos en edad de trabajar -que en Perú se toma desde los 14 años en lugar de 17 como en Venezuela-, poseen algún empleo, ya sea formal o informal.
Por si fuera poco, una abrumadora mayoría de esta gran cantidad de personas insertadas en el mercado laboral trabaja en condiciones inadecuadas. Un 89% de los trabajadores dependientes no poseen contrato, y un 97% carecen de seguro de salud. Además, un 76 % se emplea en empresas ‘muy pequeñas’, con menos de 10 trabajadores.
Y aún más, el venezolano trabaja, en promedio, un 50 % más que el peruano en cantidad de horas. Pues, el oriundo de Perú labora unas 41 horas semanales, mientras que el inmigrante venezolano debe desempeñarse en su lugar de trabajo unas 60 horas semanales.
Pese al mayor esfuerzo y calificación del venezolano, además de las «facilidades contractuales» de los empleadores que no se ven en la obligación de otorgar siquiera contratos, el inmigrante adquiere un salario mensual promedio muy inferior al del peruano.
Según la data de BBVA Research, los nacionales de Perú reciben unos 1.560 soles mensuales, mientras que los inmigrantes venezolanos promedian unos 1.116 soles, casi un 30% menos».
Recaudación fiscal
En este contexto, se ha apreciado una cuantía importante en el fisco peruano por parte de las actividades económicas realizadas por los inmigrantes venezolanos. Sin embargo, debido a que la mayoría de estas son informales, los impuestos quedan cortos al evaluar lo que potencialmente podría ingresar el Estado.
Es decir, en 2018 el fisco recibió alrededor de 574 millones de soles (175 millones de dólares) de los potenciales 932 millones de soles (282 millones de dólares) que pudo haber recibido por concepto de Impuesto General a las Ventas (IGV) si los venezolanos tuviesen trabajos formales y se sometieran a todos los compromisos fiscales
Al evaluar el pago del Impuesto a la Renta (IR), la diferencia es aún mayor. Pues en 2018 el Estado ingresó 24 millones de soles (7 millones de dólares), de los potenciales 242 millones de soles (73 millones de dólares) que pudo haber recibido, apenas un 10% del estimado potencial.
Se espera que el curso del 2019 culmine con 34 millones de soles recaudados (10 millones de dólares) en lugar de los 339 millones de soles (103 millones de dólares) potenciales.
En conjunto, los compromisos fiscales de venezolanos en 2018 y 2019 han aportado al Estado peruano aproximadamente un 0,08% del Producto Interno Bruto (PIB) total del país. Sin embargo, BBVA Research afirma que esta cifra podría ser mucho mayor.
Por otra parte, el balance fiscal de los inmigrantes venezolanos es muy positivo. Pues, el Estado adquiere mucho más de lo que gasta ofreciéndoles servicios públicos, que incluyen solo educación y salud.
Manipulación mediática
A pesar de las concluyentes pruebas que muestran que el impacto de la diáspora venezolana en Perú, lejos de ser tan negativa como señalan desde el país andino, más bien es positiva en muchos aspectos, los medios de comunicación mantienen su posición adversa a la presencia de venezolanos en suelo peruano.
El mismo estudio de BBVA Research, nutrido en cifras económicas positivas, fue abordado por la prensa en Perú desde uno de los puntos más irrelevantes del documento, que coincide con una de las principales críticas de los medios del país a la inmigración: el envío de remesas.
Según el informe, un 66 % de los venezolanos en Perú envían remesas a sus familiares en Venezuela. Este fue el dato utilizado para titular esta información por una gran cantidad de medios digitales peruanos.
Sin embargo, el informe posteriormente detalla que un 74 % de este grupo tan solo envía 100 soles o menos, con una frecuencia generalmente quincenal o mensual. Una cifra que no representa ni siquiera el 10 % del salario que ingresan. Otro 21 % envía cantidades entre los 100 y 200 soles, y apenas un 5 % despacha más de 200 soles.
Una situación similar ocurrió con la agenda sobre el incremento de la violencia en Perú gracias a la llegada de venezolanos, a pesar de que los casos judicializados y las denuncian representan un porcentaje minúsculo de los crímenes cometidos en el país.